-Jake lleva dos semanas esquivando mis llamadas. –se quejó Bella.
Ambas amigas estaban sentadas a la sombra de un árbol. Un breve descanso de su caminata buscando ese prado que tanto obsesionaba a Bella.
-¿No estaba enfermo? –preguntó la pelirroja, dando un sorbo a su botella de agua. Hacía un día extrañamente soleado en Forks.
Bella bufó ante la pregunta.
-Lo dudo, Billy directamente ha dejado de cogerme el teléfono. Sé que pasa algo raro, lo puedo sentir. Quizás se asustó porque le dije que estaba rota, que nunca iba a funcionar bien. No debería haberle dicho eso, eso asusta a cualquiera.
Adara apoyó una mano sobre la pierna de su amiga y clavó la mirada en la suya con la seriedad dominando su rostro.
-Si se ha asustado sólo porque eres sincera con él sobre cómo te sientes respecto a ti misma es que es un idiota absoluto y estás mejor sin él.
Los hombros de Bella cayeron un poco ante las palabras de la pelirroja.
-Pero Jake no es de los idiotas. Sé que no. Creo que no...
-Entonces simplemente estará enfermo. No le des más vueltas, Bells.
Guardó la botella de nuevo en la mochila y se levantó, colgándose a la espalda, para después tenderle una mano a Bella, que la cogió para levantarse.
-¿Qué tal tu amiga por correspondencia? –quiso saber la morena cuando reiniciaron la marcha.
Una sonrisa se formó en la cara de Adara de forma inconsciente.
-Es muy agradable. Cada palabra desprende una alegría que hace que hasta un día nublado parezca un día de verano. Tiene ese tipo de buena energía que hace que te caiga bien de forma automática. Y dibuja de maravilla. Me envió un boceto que se parecía a mí. Es increíble.
-Parece que te gusta. –opinó Bella con diversión al ver el brillo que había aparecido en los ojos azules de la otra chica.
Adara se encogió de hombros y dio un manotazo al aire, como apartando esa idea.
-No puede gustarme, Bells, ni siquiera la he visto en persona.
-A veces ves y hablas con gente cada día y no los conoces. No en el fondo. Crees que son de una manera y de repente actúan de una forma totalmente impredecible. O que sienten algo y después era una absoluta mentira.
Un denso silencio se instauró entre ambas tras las palabras de Bella, la cual parecía sumergida en su propio dolor, resurgido de esa reflexión.
Adara se adelantó un par de metros para darle su propio espacio y cuando apartó una enorme rama que tapaba el camino se quedó quieta, observando. Ante ella había un prado de tamaño mediano, cubierto de hierba ligeramente seca. A pesar de ello, era hermoso, seguramente lo sería aún más cuando todas las flores se abrieran de nuevo.
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Compañera. | Alice Cullen.
FanfictionLo único que amas es aquello que te puede matar.