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Adara estaba abrumada. Sí, esa era la palabra. De vuelta a casa Bella le había contado por qué Victoria –o la vampira psicópata, como la llamaba internamente la pelirroja- la quería matar. James, su compañero, había querido matar a Bella. Y había muerto en el intento. Incluso había mordido a su amiga, una cicatriz en forma de media luna era la prueba de ello. A Adara le recorrió un escalofrío al tocarla, la temperatura de esa parte de su cuerpo era mucho más fría que la del resto.
Al menos el ex novio idiota (también llamado Edward) había conseguido salvarla de convertirse. Aunque Bella lo lamentaba.
<<Si hubiera dejado actuar a la ponzoña ahora no tendríamos este problema>>, argumentaba con el ceño fruncido por la preocupación de poner la vida de la pelirroja en peligro.
La parte buena es que una de las pocas formas de matar a un vampiro era el fuego. Bueno, técnicamente había que desmembrarlo y quemarlo. Adara tenía la esperanza que con sólo quemarlo fuera suficiente.
Era una defensa.
La única que tenían.
Por eso cuando vio la carta en el buzón una calidez se extendió por todo su cuerpo. Alice y sus palabras era lo único que no estaba cambiando en su vida. Lo único seguro y tangible en ese mundo sobrenatural que se abría ante ella.
Querida Adara,
Siento mucho que hayas estado enferma. La verdad es que estaba preocupada por ti. Las enfermedades, aunque sean leves, no se pueden tomar a la ligera. Me alegro de que tu madre te haya cuidado, mi padre es médico también, pero yo te habría llevado a urgencias aunque te hubiera tenido que arrastrar hasta allí. La enfermedad me poner un poco nerviosa, en especial en la gente a la que quiero.
¡A mí también me gusta ver el lado positivo! Siempre me dicen que soy demasiado optimista, en especial mi hermana Rose pero es que el mundo es brillante, sólo que nosotros solemos quedarnos con la oscuridad. Y eso no es justo para la humanidad.
Hemos formado un pequeño universo juntas. Y me hace realmente feliz.
Lo bueno de la lotería es que nunca sabes si te tocará o no. Así que cuando ves tu número premiado la alegría es como un tsunami, arrasa con toda la impaciencia y la tristeza de la espera.
A veces podemos tener días así. Yo también los tengo, mi mente divaga y va por caminos en los que no hay salida. Se llena de posibilidades que son imposibles pero aún así rondan en mi mente. Ojalá estar allí contigo, podríamos borrar juntas esa melancolía.
Si te soy completamente sincera nunca he querido ser diferente a como soy. Estoy en paz conmigo misma y mi propia naturaleza. Mi familia dice que soy como una bomba de alegría metida en un cuerpo pequeño. Me gusta poder contagiarte mi alegría. Te la daría toda si te hiciera falta, Adara.
Eres una verdadera artista. Llevo mirando el dibujo al menos una hora, buscando cada detalle. Lo colgaré en mi habitación. Creo que incluso le podría poner un marco. Es maravilloso. Realmente maravilloso.
