-Seré una inútil ahí metida.
-No, estarás a salvo y podrás ayudar a Edward si algo va mal.
-La lucha estará en el prado, ¿qué podría ir mal?
-Es el plan B, Adara.
-Ya bueno, pues prefiero el plan en el que no me quedo sentada esperando si vuelves o no.
Era la primera discusión real que Alice y ella estaban teniendo. El plan era que ella subiera junto con Bella a algún punto alto, allí tanto Edward como Jacob las mantendrían seguras, lejos de la lucha que se libraría en el prado. En una de las visiones habían visto a Victoria, ya no se molestaba en ocultar sus decisiones así que querían mantener a Bella todo lo lejos posible que ella permitiera. Y junto a ella, Adara.
Pero Adara no estaba de acuerdo, sabía que en una lucha contra neófitos no sería del todo útil pero quizás podría generar alguna distracción que ayudase al resto, algo que les diera algo de ventaja.
-Ya tenemos una ventaja, los lobos.
-¿Y por qué no tener dos?
-Porque si estás allí no podré centrarme y ambas acabaremos heridas.
La pareja se quedó mirando fijamente con gesto serio en silencio hasta que los ojos azules se rindieron con un suspiro de frustración. Sabía que tenía razón, no podía poner en peligro a Alice sólo por su deseo de ser útil.
Se dejó caer sobre su cama, estaban pasando la noche allí para ir a la mañana siguiente a la zona de lucha. Habían conseguido que Claire y Charlie se fueran a un viaje de pesca de fin de semana así que, al menos, los padres de ambas humanas estaban a salvo.
Alice se tumbó a su lado, mirándola con esos enormes ojos dorados repletos de preocupación.
-No te enfades...-pidió con voz suave.
Adara se giró sobre su costado para poder mirarla mejor, sus dedos se deslizaron por la fría mejilla.
-No estoy enfadada, sólo asustada.
-No te pasará nada.
-No tengo miedo por mí.
-No me pasará nada.
Alice giró el rostro para depositar un beso en la palma de su mano y Adara se empapó de su imagen, de su belleza, antes de acortar la distancia entre ambas y besarla. No quería discutir más. No quería pensar más. Sus dedos se deslizaron por la marfileña piel, memorizándola, atesorándola. ¿Sería esa la última noche para ambas? ¿La última noche que estarían juntas?
No quería pensar.
No quería hacerlo porque sabía cuándo Alice hablaba con la confianza que le otorgaba una de sus visiones y cuándo lo hacía con sólo su optimismo.
Y su tono había estado lleno de ferviente optimismo.
***
-Puedo subir sola la montaña.
-No, no puedes. Además Edward será más rápido y vuestros olores mezclados confundirán a los neófitos. –le explicó pacientemente Bella. De nuevo.
Adara hizo una mueca de disgusto.
-No quiero mezclar mi olor con el suyo.
-Nadie quiere, pelirroja. –apostilló Jacob con una sonrisa burlesca.
-Ni siquiera me voy a molestar en ofenderme. –murmuró Edward poniendo los ojos en blanco.
Estaban reunidos en pleno bosque, listos para subir a una cima alta. Jacob llevaría a Bella ya que el olor a lobo tapaba el suyo, mucho más potente y sabroso y Edward llevaría a Adara, cuyo aroma era poco atrayente.