Unos golpecitos en su brazo la sacaron de un sueño profundo. Se giró, dándole la espalda a la que creía que era su madre con un gruñido.
-Un poco más. –murmuró contra la almohada.
-Adara, despierta. –fue agitada con un poco más de fuerza. -¡Venga!
En ese momento se dio cuenta que la voz que insistía en susurros no era la de su madre, era la de...
-¡Alice! –exclamó al abrir los ojos y ver el rostro de duendecillo preocupado muy cerca del suyo. Se incorporó de golpe. -¿Qué haces aquí? ¿Cómo has entrado?
Alice señaló la ventana, que estaba entreabierta. La pelirroja pudo comprobar que aún era noche cerrada. Su cerebro estaba empezando a funcionar, alejando la bruma del sueño y la preocupación empezó a invadirla.
-Un vampiro desconocido ha entrado en casa de Bella cuando no estaba. Charlie está bien pero hemos captado su olor hasta aquí. –Adara apartó las sábanas alarmada para levantarse al escuchar la rápida explicación, mirando alrededor de forma frenética en busca del atacante; sobre su palma se inició una llama que le daba a la habitación cientos de sombras sospechosas. –No está aquí. No ha llegado a entrar.
Adara apagó la llama, pudiendo respirar tranquila por primera vez desde que se había despertado. Se dio cuenta de que sólo llevaba una vieja camiseta que apenas le llegaba a medio muslo así que tiró de ella hacia abajo, repentinamente tímida. Si Alice se dio cuenta, no lo dijo, pero no lo pareció por cómo su pequeño rostro seguía surcado por la preocupación. Sus ojos se enfocaban y desenfocaban con rapidez.
-¿Dónde teníamos que ir? –quiso saber Adara. La pregunta trajo al presente a la vampira, que la miró parpadeando un par de veces antes de contestar.
-A nuestra casa. Bella ya está allí. Tenemos que idear un plan.
Adara asintió antes de ponerse en movimiento. Se alegró de que su madre estuviera trabajando, rodeada de personas en un entorno seguro.
-Dame cinco minutos para poder vestirme. –Alice no se movió sólo se giró dándole la espalda.
-No pienso separarme de ti si hay un vampiro desconocido cerca. –explicó simplemente.
En parte Adara estaba agradecida por ello, a pesar de la falta de intimidad, así que cogió rápidamente lo que pudo entre la oscuridad apenas rota por la luz de la luna que entraba desde el exterior.
A pesar de que su madre no estaba en casa, no se molestaron en bajar las escaleras; aferrada a la espalda de Alice bajaron por la ventana para después ir hacia el bosque, directas a casa de los Cullen.
Cuando llegaron todos estaban en el salón. Sus rostros mostraban diferentes grados de preocupación cuando entraron.
-Adara. –Bella suspiró aliviada al verla y la pelirroja se sentó a su lado, aferrando su mano en un gesto tranquilizador. Alice se situó justo a su otro lado.
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Compañera. | Alice Cullen.
FanfictionLo único que amas es aquello que te puede matar.