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-¿Qué tal el entrenamiento? –quiso saber Bella cuando se pusieron a hacer la cena

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-¿Qué tal el entrenamiento? –quiso saber Bella cuando se pusieron a hacer la cena. Había llevado pescado, a los Swan les sobraba en cantidades industriales porque Charlie adoraba pescar.

-Productivo. Vamos a quedar cada tarde durante esta semana y la siguiente para estar listos para el sábado.

-Sigue sin parecerme bien marcharme y-

Bella se calló cuando Adara le apuntó con el cuchillo con el que estaba cortando las verduras que acompañarían al pescado.

-Tu misión será pasar tiempo con tu madre. Y que alejes a Edward es también un alivio, su negatividad mina la moral del grupo.

Bella rodó los ojos pero no objetó nada más. Quizás por el cuchillo, quizás porque su amiga tenía razón o por ambas cosas.


-¿Cómo van las cosas con Alice? –preguntó cuando ya estaban sentadas alrededor de la mesa, disfrutando de la cena.

Adara se encogió de hombros pero no pudo evitar una sonrisita.

-Me gusta, si te soy sincera. Y creo que yo le gusto. –Bella bufó y creyó adivinar un <<obvio>> en ese sonido. –Pero no encuentro el momento para bueno...-agitó el tenedor en el aire, intentando buscar cómo expresarse. -...es raro decirle a alguien que le gustas sin sonar artificial.

-Surgirá cuando surja, no le des demasiadas vueltas. Estáis hechas la una para la otra. Está claro.

Adara masticó un trozo de pescado antes de volver a hablar.

-¿Y qué querías contarme? –la morena se puso súbitamente nerviosa y empezó a remover su comida bajando la mirada mientras se mordía el labio inferior. -¿Bella?

La nombrada tardó un par de segundos en reunir el valor para mirar los azules ojos de la pelirroja.

-Edward me ha pedido que me case con él.

El trozo de verdura que Adara estaba masticando se atascó en su garganta debido a la sorpresa y empezó a toser. Sólo después de medio vaso de agua y de unas urgentes palmadas de Bella en la espalda pudo meter aire de nuevo en sus pulmones.

-¿Qué le has dicho? –preguntó cuando pudo hablar mientras Bella volvía a sentarse en su sitio.

-Que no, obviamente. –Adara respiró aliviada. –El matrimonio nunca sale bien, es el camino más directo al fracaso de una relación. Aunque era su condición para convertirme.

-¿Te está chantajeando?

La morena se encogió de hombros, aparentemente sin verse afectada por la mirada amenazante de su amiga, la cual ya estaba planeando la tortura de Edward.

-No es un chantaje, hay más que pueden hacerlo por él. Sé que Carlisle es muy capaz de ello.

-Bien por Carlisle. –comentó la pelirroja sin saber bien cómo tomarse lo bueno que era el patriarca de la familia en convertir a humanos.

Compañera. | Alice Cullen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora