Esperaron hasta la noche para marcharse así que Adara tuvo tiempo de despedirse de Bella y de Alice.
-No será peligroso. -tranquilizó a su amiga al ver la alama aparecer en su rostro cuando le contó que iban a salir. -Jake distraerá a la manada de Sam para que podamos cazar y todos estaremos listos para la llegada del pequeño alien.
-Tiene nombre. -replicó Bella con un resoplido.
Rosalie bufó poniendo los ojos en blanco desde su asiento, donde pasaba las hojas de una revista de la manera más digna que podía. La tensión entre la pelirroja y la rubia había disminuido cuando Edward descubrió que el bebé también quería a Bella.
-¿Qué te pasa, rubia? -preguntó Adara con una ceja alzada al ver su reacción.
-No les gustan mis nombres. -explicó Bella.
-Es que no son nombres, son una condena.
-¿Condena? ¿Qué has elegido, Bells?
Bella jugueteó con la pajita de su vaso relleno de sangre, repentinamente tímida. Por suerte era un envase de metal a prueba de olores.
-Si es niño, Carlie. -contestó finalmente. -Y si es niña, Renesmee.
Adara se obligó a no mover el rostro ante la revelación de nombres porque podía notar la mirada de Rosalie clavada en ella con una sonrisita.
-Son...-carraspeó intentando ganar tiempo porque Bella la miraba esperanzada. -...interesantes.
-Mientes fatal. -replicó Bella pero con una sonrisita esquinada en su rostro.
-Tu pequeño alien, tu derecho a decidir.
-A mí me gustan. -replicó Edward desde la entrada, pasó la mirada de Bella a Adara y su rostro se tornó más serio. -Es la hora.
La pelirroja asintió y se inclinó hacia Bella para darle un beso en la mejilla, posando con suavidad la mano sobre su vientre.
-Dile que no salga hasta que vengamos, ¿está bien?
Bella palmeó la mano que tenía sobre su barriga con un asentimiento.
-Lo intentaré. -replicó divertida.
-Mantendré todo en orden, tranquila. -las palabras de Rosalie la tranquilizaron un poco, si alguien era capaz de impedir incluso un huracán, ese era el carácter de la rubia.
-Estoy totalmente segura de ello. -dijo a modo de despedida con una pequeña sonrisa para Rose y Edward y caminó hacia la entrada donde Alice la esperaba.
El resto aún no estaba allí así que aprovechó para coger su mano cuando llegó a su lado y atraer su cuerpo hacia el suyo. Acarició su mejilla con delicadeza, observando sus ojos oscuros llenos de preocupación.
-Todo saldrá bien, pequeñaja.
-No lo sabes. -murmuró Alice con el ceño fruncido. -No puedo verlo porque los lobos están por todos lados.
-Entonces vamos a creer que todo estará bien. -Alice resopló pero Adara clavo la mirada en la suya con confianza. -Ningún perro enorme va a impedir que vuelva a tu lado.
Las comisuras de los labios de Alice se alzaron en una pequeña sonrisa.
-No le diré a Leah que los has llamado perros enormes.
-Te debo la vida. -la risa de ambas murió cuando Adara se inclinó para besarla. -Volveremos antes de lo que esperas, ya verás.
-Más te vale. -Alice volvió a besarla hasta que se tuvieron que separar por la llegada del resto.