18. Por Rain

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Una sensacion de agitamiento le hizo abrir los ojos. Se mantenia sentado, con las extremidades entumidas y con gruesas ramas resecas que lo rodeaban y cubrían, pero ese extraño capullo protegido, al que se aferraba en su letargo, comenzaba a removerse por si mismo y finalmente las hojas anchas que lo recubrían, caían una a una.

Minho observó concentrado ese capullo que consumía sus energías a diario. Usando sus manos, ayudó a quitar las hojas y buscó descubrir qué había dentro.

—¿Qué?

Tras quitar la última capa, su expresion de desconcierto se hizo notar, al hallar un par de ojos grandes que se abrían por primera vez.

Por acto reflejo alejó su mano y se aterró de ese pequeño ser que lo miraba con curiosidad. Del capullo, que tenía el tamaño de una sandía grande, en la parte superior se hallaba un ser pequeño que mostraba su cabecita y parte del cuello. En medio de su cabecita descansaba dos hojitas verdes y tiernas, en tanto su piel era suavemente rosada, ademas que tenía la faz de un bebé humano.

El pequeño ser, movía su cabecita limitadamente, no lloraba y solo emitía un sonidito como un pajarito, de vez en cuando.

Minho y esa criatura se estuvieron observando por mucho rato, hasta que él perdió el temor y acercó su mano para rescatarlo de ese capullo que lo aprisionaba. Sus intentos fueron inútiles, el resto del capullo parecía una coraza, como la cáscara de una nuez que protege su fruto, ademas el pequeño ser, no parecía incómodo.

—Seguro enloquecí... esto no puede ser real— Susurró confundido.

Al cabo de un rato, la criatura abrió su boquita en un bostezo y luego sus ojitos se cerraron lentamente. Minho se asustó, cuando unas hojas anchas y gruesas se movieron por sí mismas y cubrieron la cabecita del pequeño. Usando sus manos, Minho abrió esas fuertes hojas, temiendo que la vida de ese ser fuera muy corta, pero cuando llegó al pequeño, lo vió durmiendo profundamente, asi que soltó las hojas que volvieron a cubrirlo.

Sin nada que hacer y notablemente inmovilizado, solo pudo observar por los cristales, a la lluvia que se desataba en el exterior. Era como si el cielo llorara ese momento, sintiendo pena por él y su encierro.

Como era de esperar, nadie vino tampoco ese día. Y de no ser por la fuente de agua, de seguro ya estaria muerto hace mucho.

Su mano se extendía hacia la fuente y recibía el agua en su palma y la acercaba a sus labios para beberla. En tanto, la pequeña criatura volvía a abrir sus hojas y lo observaba con notable curiosidad.

Minho no sabía explicar el suceso, pero ya no temía e incluso curvó sus labios en una sonrisa.

—Oh ¿Tienes sed?

La cabecita ladeó un poco, no emitía sonido alguno y solo lo admiraba.

Minho tomó mas agua, bebió un poco para enseñarle y luego acercó su mano hacia el pequeño ser que abrió su boquita para ingerir el agua, que calmó una sed que no sabía que tenía.

—Eres lindo— Sonrió Minho con suavidad.

¿Acaso asi era tener descendencia?

¿El capullo en realidad era una vida similar a la suya?

¿Era hijo suyo y de Christopher?

Si ese era el caso...

—¿Deberías tener un nombre?

Minho no recuerda haber leído algo asi sobre su especie, pero tampoco recuerda si él nació de ese modo o este era un caso muy excepcional.

Su mirada fue al techo, donde las gotas provenientes del cielo, se estrellaban y hacian algo de ruido.

Jardín Azul-GardenverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora