19. Dos Caminos.

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Traer al presente, ese amor del pasado, no fue muy complicado. Sana supo jugar sus cartas y avivó esa antigua llama. Christopher no la olvidó, pero guardaba algo de resentimiento por el abandono. Pero algunas lágrimas y caricias, bastaron para cambiar esa mala imagen que dejó.

Ganárselo no era un problema para Sana, pero hacerlo en corto tiempo, fue una hazaña. Christopher sentía una especie de enamoramiento por la persona que creaba las flores que necesita, por lo que tuvo que ser astuta y aprovechar la incertidumbre y dudas que provocaba Jessica en su hijo.

Las citas lograron el cometido de metérsele por los ojos y la intervención de Jessica arruinando la reputación de Minho, fueron claves para que ella se convirtiera en la única persona confiable en la vida de Christopher.

Unas noches de juerga y copas, complementado con sexo lujurioso, bastaron para que Sana fuera la primera en la vida de Christopher.

Al cabo de un par de semanas, Sana obtuvo un hermoso departamento de regalo, además de joyas y vestidos. Luego terminó por casi mudarse con Christopher, pasaba la mayoría de su tiempo allá, haciéndose notar indispensable en sus momentos de duda.

Varias veces se hicieron notar juntos, con conocidos y amigos, además de hacerse ver por Hannah, quien a pesar de extrañarse por la actitud de su hermano, que engañaba a alguien que esperaba su regreso en casa, calló.

La alta sociedad era hipócrita, los Bang no eran distintos. En las fiestas o cocteles, Sana acompañó a Christopher, quien la presentó como novia y solo entonces trataron a Sana como par, porque a pesar de ser bonita, ella era vista de menos al provenir de una clase media. Su profesión de cantante fue menospreciada y no llegó hasta la cima, pero como Jessica prometió, las cosas empezaban a cambiar.

Al estar codeándose con la alta sociedad y las influencias de Jessica, retornó a los estudios de grabación y Christopher estuvo un par de veces acompañándola para mostrar su apoyo. Así fue que él se olvidaba cada vez más de la persona que esperaba en la casa Bang.

Sana lanzó un disco y con la promoción de los Bang, las ventas no estuvieron tan mal. Además, se mudó con Christopher, que se enfocaba en su empresa y en suplir al hermano.

Cada mes, llegaba al departamento de Christopher, un envío de flores azules de parte de Jessica. Ese era el único recuerdo para Christopher, que, tras comer cada flor, no podía evitar pensar en Minho y sentir que le estaba fallando. Pero, Sana y su madre le metieron en la cabeza que su relación no estaba bien, que Minho no sentía nada por él, además Sana sabía hacerle pensar demás y sus caricias alejaban más a Minho de sus pensamientos.

Pero, tan pronto como oía de Minho, Christopher salía corriendo. Como la ocasión en que se enteró que huyó y fue a buscarlo. Sana en cambio recibió regaños de Jessica, por dejarlo ir y no ser persuasiva.

Sana tuvo que actuar rápido, con el número telefónico que obtuvo, con una fotografía de ella y Christopher, en uno de sus cotidianos amaneceres y con un mensaje directo, las envió y esperó que Minho saliera del juego.

Christopher no podía prescindir de las flores de Minho, así que Sana no tuvo de otra que dejarlo ir, cuando Minho estaba dejando de producir las mismas. Tras llegar a la casa, Christopher ingresó a su habitación, injustamente convertida en una prisión para su floricultor. Pensó no demorar demasiado, su madre solo tenía malas quejas de él, por lo que olvidaría ser considerado y lo pondría en su lugar.

Pero al verlo ahí, olvidó todo.

Minho era un chico de naturaleza dulce, no había maldad en sus ojos, no era como los demás hombres. No era un cretino como él.

Con el cariño más dulce, le sonrió y se aferró en un abrazo. Christopher titubeó, pero al final le rodeó con sus brazos. Estando ahí, pasaba lo mismo que con Sana, ahí la olvidaba y su centro era Minho.

Jardín Azul-GardenverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora