28. Reencuentro.

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Él es malvado.

Le causó sufrimiento.

Es egoísta.

Es un manipulador.

Asi era. Los recuerdos son molestos, pero no puede ignorar que Christopher es un ser malévolo que hizo que lo amara, para despues matar ese sueño.

Durante todo ese tiempo, creó una imagen aterradora de él. Christopher era un ser sombrío, engañoso y que lo usaba para su beneficio. Ese era el Christopher que se encargó de recordar. Pero entonces... ¿Por qué?

¿Por qué ese Christopher, no estaba ahí?

Esa bruma de sombras, se disipó. El rostro de Christopher parecía iluminarse, sus ojos tenían una chispa y la sonrisa que gesticuló parecía tan sincera. Minho parecía estar viendo a ese primer Christopher que conoció y eso hacía temblar ese muro de seguridad que creó para no ser herido nunca mas.

¿Por qué...?

¿Por qué no podía olvidar ese sentimiento de inmeno amor?

¿Acaso era una maldición que debía lidiar por siempre?

Su mente era un caos y su corazón latía emocionado y salvaje, contradiciendo a su razón y luchando por anteponserse.

¿De qué sirvió todo?

¿Para qué tanta lucha y sacrificio? Si de todas maneras iba a acabar así.

Christopher lo encontró. Asi, tan fácil y sorpresivo.

—Minho...— Christopher dió un par de pasos lentos y tentativos.

No.

No podía caer otra vez, con la misma piedra.

«Vete»

«No te acerques»

«No reavives la llama»

¿Por qué no salía nada de sus labios? Minho estaba congelado, su cuerpo no le obedecía. No podía huir y evitar esto.

Christopher casi corrió ante la distancia acortándose. Estuvo ansiando desesperadamente ese momento. Sus brazos aprisionaron a Minho, lo pegó a su cuerpo. Su mano presionó la espalda y la otra se acomodó en el cuello posterior de Minho, acarició con suavidad hasta subir por sus cabellos, hasta su coronilla.

Qué patético. Minho no sabe en qué momento sus manos se aferraron a la espalda de Christopher. Su escudo se desmoronó y se dejó envolver por esa sensación de seguridad que Christopher exhudaba. Pese a todo, no le era respulsivo su toque, seguía estando tan enamorado como un iluso.

Los calosfríos eran inevitables en su cabeza, el aliento fresco con un toque a café, seguían siendo el mismo y el perfume costoso que usaba, seguía ahí, ese aroma era como Christopher, elegante y soberbio.

El tiempo parecía haberse detenido para ambos, tan solo estando abrazados y recordando el toque del otro.

—Minho... te amo.

Ese mundo de cristal cayó a pedazos, tan pronto como Christopher dijo esas palabras. Minho salió de ese adormecimiento, de sus embrujos y mentiras. Soltó la tela del saco y lo empujó para alejarlo.

«Ya no mas»

—Váyase. Usted y yo no tenemos ningún asunto que tratar— Minho le dejó en claro y usó el tono de voz mas indiferente que pudo.

La cara de desconcierto de Christopher era notoria.

—Entiendo que pienses que soy un cretino y cobarde. Te herí de la peor forma y no me dí cuenta de mis errores hasta que te perdí. Pero tienes que saber que estoy aquí para rogarte perdon, de rodillas si me lo ordenas.

Jardín Azul-GardenverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora