Jardín Azul-Gardenverse

23. Admiradora.

Siendo día de limpieza general, Minho se dispuso a ordenar toda la casa. Rain en cambio tomó su cajita especial, que descansaba en la ventana. Tomando la misma avanzó hacia Minho.

—¿Podemos salir a jugar Tony y yo?— Pidió permiso.

—Vayan, pero no te ensucies— Minho le puso un sombrero de ala, para que se proteja del sol.

Cuando el pequeño se fue, pudo respirar tranquilo. La mascota de Rain, le causaba repeluz y no entendía cómo es que a su hijo no le atemorizaba ese insecto.

Limpiando y trapeando del suelo de la sala, Minho veía de reojo a Rain que corría en el jardín, de un lado a otro, sosteniendo en la palma de la mano a su saltamontes verde, llamado Tony. Incluso después, Rain le dejó un poco de lechuga y tomate a su mascota, cerca de la entrada a la casa.

—Rain, necesito el bote de basura, está cerca del corral ¿Podrias traerlo?— Pidió de favor, mientras barría.

—Si— Rain le dejó los pedazos de lechuga a su mascota antes de ir a cumplir la petición. —Quédate aquí y te comes todo— Le ordenó al animalito.

Minho ya tenía limpio la pequeña sala improvidada, pero Rain aun demoraba, por lo que fue hacia la entrada.

—Rai...— Calló, cuando un crujido resonó bajo una de sus sandalias.

Con una mueca de asco, bajó la mirada al suelo. Levantó su pie, solo para descubrir la tragedia.

Oh no. Tony...

Pese al accidente, no sería capaz de ver los ojitos tristes de Rain y por eso... Limpió a prisa las evidencias y huyó hacia el dormitorio para hacer la limpieza ahí.

—¿Papá?

—Estoy en el dormitorio.

El niño no demoró en darle alcance, sosteniendo en mano el bote de la basura.

—¿Papá, viste a Tony? No está en la puerta.

—E-eh... No, no lo ví. De seguro está por ahí, déjalo pasear... Ven, cambiate de ropa, que iremos al pueblo a comprarte zapatos nuevos y quizá algún juguete ¿Te gusta la idea?— Cambió de tema.

«Sentimiento de culpa». Solo por eso, le ofreció salir y distraerlo, para que se olvide de Tony.

—Bien... pero tambien quiero un helado — Aceptó Rain.

—Claro.

Mientras Rain se vestía, Minho terminó de ordenar la ropa limpia y dejarlo en sus lugares.

Al tratar de hacer mas espacio en uno de los cajones, halló accidentalmente una bolsa olvidada. No fue dificil traer esos viejos recuerdos. Tras abrir la bolsa, observó todos los frasquitos vacíos que en el pasado contenían agua purificada creada por Christopher. Recuerda que cada noche se rocíaba ese líquido, para no desfallecer, para que Rain no se quedara solo. Quizá funcionó o talvez no. Pero ni esos frascos ayudaron a que vuelva a producir flores. Eventualmente los frascos quedaron varios ya hace dos años y terminó olvidando que estaban ahí. Pero eso no era todo, junto a los frasquitos, tambien estaba una cajita sucia.

—¿Qué es eso?— Rain se acercó curioso y tomó la cajita para abrirla. Halló dos anillos que levantó en alto. —¿Son tuyos, papá?

—Si...— El sentimiento de nostalgia y tristeza se instaló en su pecho. Esos eran los anillos que jamás pudo enseñarselos a Christopher, jamas pudieron lucirlos y con ello la promesa de amor eterno nunca se realizó. ¿Debería tirarlos?

—Me gusta— Rain se puso uno en el dedo, aunque le quedó muy grande. —No me queda— Se enfadó y arrugó su naricita.

Minho atinó a despeinarle los cabellos. Amaba a ese pequeño. Quería verlo siempre feliz, hacerle saber que lo adoraba mas que a nadie.