6. Mudate Conmigo.

183 35 0
                                    

Las vueltas de la vida, son misteriosas...

Si le preguntarán a Minho sobre cuál es su recuerdo mas feliz de su infancia, respondería sencillamente que ninguno.

La historia que guarda en sus memorias no son felices. Desde que vino al mundo, no pudo conocer el amor total de sus padres.

Apenas conoció a su padre, un desempleado que un día simplemente se fue y no regresó mas. Él jamas le dijo alguna palabra o un gesto paternal, nisiquiera lo cargó en brazos.

Su madre, pues era una mujer de aspecto comun, tenía un trabajo simple que le servía para mantenerse ella y a su hijo. Ella llevaba en los genes ese extraño atributo de crear flores, una particularidad que pasaba de generacion en generacion, y por ende Minho había nacido con la misma.

La mujer siempre fue de una personalidad solitaria y callada, jamas halló a su Come Flores, pero no mostraba señales de que eso le importara, aun cuando su salud empeoró drásticamente a la edad de veinticinco años. Como era de esperar, sin un Come Flores que la atendiera, ella se marchitó y abandonó esta vida de un día para otro.

Minho fue rescatado por una simple casualidad, entre unos callejones donde estuvo vagando algunos días, tras quedarse solo en el mundo. Lo acogieron en un orfanato del distrito Grand 4, donde pasó toda su niñez en compañía de otros niños desafortunados como él.

El lugar no fue tan malo, había una fundación que siempre veló por una vida más o menos digna. Tenían una cama donde dormir, ropa, calzados y un plato de comida asegurado. Minho asistió a la escuela que quedaba cerca del orfanato, ahí tuvo la oportunidad de convivir con otros niños con mejores vidas que la suya, aunque eso no le molestaba, a fin de cuentas, estaba acostumbrado.

Con los años, Minho empezó a ocuparse en trabajos que requería el orfanato. Así fue que formó parte de la cocina que a diario requería muchas manos para alimentar a todos ahí dentro, el trabajo lo hacía después de la escuela, era arduo, pero le pagaban una cantidad que le servía para algunos gastos.

*

Cuando Minho cumplió catorce años, la fundación a cargo del orfanato, les obsequió una visita a una academia de artes, para pasar una tarde de desastres lejos del aburrido ambiente donde vivían.

Al llegar al lugar, todos tomaron rumbos distintos. Minho curioseó un poco, viendo los enormes salones que ofrecían diversas actividades, como pintura, teatro, música, baile, ballet, cocina, moda y mucho más.

A Minho le interesó la clase de pintura y estuvo a punto de ingresar, pero en el pasillo resonaba una canción pegajosa, la música provenía del salón contiguo y sin saber la razón, sus pies avanzaron en esa dirección.

Desde la puerta entreabierta, Minho observó asombrado, a un grupo de chicos que realizaban una coreografía tan sincronizada al son de la canción. Un hombre que gritaba fuerte, les indicaba los pasos de ese baile tan complejo. Para Minho era como ver a una bandada de aves danzar en sincronía y con una elasticidad impresionante, sin notarlo, imitaba los movimientos y su cabeza se movía al compás de la canción pegajosa.

—Y... ¡Alto! — El maestro estuvo atento a la pose final del grupo de chicos. —Muy bien hecho, dense un aplauso, se lo merecen— Felicitó.

Los chicos sonrieron ante la aprobación del instructor, en tanto aplaudían para sí. Uno de ellos notó a Minho en la entrada y por eso lo señaló.

—Maestro, hay un chico en la puerta.

El hombre volteó hacia la puerta, en cambio Minho sintió ganas de salir corriendo.

—Adelante, no seas tímido. Cualquiera que esté interesado en el baile, tiene las puertas abiertas de mi salón... déjame adivinar ¿Eres visitante, de parte de la fundación Childs Future, cierto?

Jardín Azul-GardenverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora