34. Alana al rescate

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Madelen

Lo veo y no lo creo, todo parece tan irreal.

Todo el jardín decorado, puedo ver a mi familia de fondo y a Steven inclinado frente a mí con una hermosa sonrisa ¿en qué momento ocurrió todo esto que ni siquiera me di cuenta? mi mente se queda en blanco, las palabras no salen de mi boca hasta que siento a mi pequeña abrazando mis piernas y agarrándome por mi brazo hace que me incline hacia ella.

—Mami dile que sí —me susurra al oído.

Me giro hacia Steven, sin poder controlar mis emociones.

—Sería un placer ser tu esposa.

La cara de alivio de él es indescriptible haciéndonos reír a todos, coloca el anillo en mi dedo y yo me quedo como boba viéndolo, es realmente hermoso.

—Es una reliquia familiar, fue el anillo de compromiso que mi bisabuelo le dio a mi bisabuela y desde entonces ha pasado de generación en generación. Cuando tengamos tiempo, te cuento la historia tras ese anillo —besa mi mano.

Toda la familia se acerca a nosotros para abrazarme y felicitarnos, entre bromas y alegrías, comenzamos la celebración.

—Vamos a nuestra habitación a cambiarnos, he comprado algo para ti —me informa.

Vamos a nuestra habitación, él cierra la puerta y me toma del brazo trayéndome a él, me besa con arrebato.

—Siento que estoy alucinando, ¿Es esto real? ¿Serás mi esposa? —Se separa de mí lo suficiente para hablar.

—No estás soñando, esto es real, seré tu esposa. Gracias por tan hermosa sorpresa, me ha encantado.

—Espero que con el tiempo, no pierda el factor sorpresa y que nuestro amor perdure con los años.

Siento como me derrito entre sus brazos como hielo expuesto al calor. Unos toques en la puerta nos sacan de nuestra burbuja.

—Ustedes dos, dejen la celebración allí dentro y bajen, en la noche podrán tener todo el tiempo que necesitan —escuchamos a Rosmery del otro lado de la puerta.

—Ya vamos, no seas pesada —le respondo conteniendo la risa.

Me doy una ducha rápida y me pongo el hermoso vestido que Steven ha comprado para mí, es de color rojo, ajustado en el busto con pedrería, me llega un poco más arriba de la rodilla, toda la falda es en capa con detalles delicados en el borde. Las sandalias están de infarto, son de color negro tiene transparencias detalles con piedras, muy parecidas al vestidos.

Me maquillo un poco y dejo mi cabello suelto, agarro un abrigo para cuando empiece a refrescar. Mientras me arreglo veo a Steven cambiarse a través del espejo, va de rojo con negro, combinándose conmigo.

Una vez listos, bajamos con los demás.

Valeria y Rosmery me acaparan apenas me ven, quieren que les muestre mi anillo.

—Amiga es precioso, ese hombre se derrite por ti. Ni te imaginas todo el esfuerzo tras está reunión y casi lo matas al quedarte muda, gracias a Dios Alana salió al rescate.

—Todos nos asustamos cuando no respondías, yo sudaba frío, hasta le clave mis uñas a Luis —cuenta Valeria entre risas

—Realmente fue una sorpresa, ¿Que me iba a imaginar que al llegar me encontraría todo esto? Gracias a ustedes por ser sus cómplices.

Las tres nos abrazamos, dejándonos llevar por las emociones del momento.

—¿Para cuándo la boda? —Rosmery pregunta con curiosidad.

—Este año no creo que sea, la primavera está por terminar y la temporada fuerte está por empezar. Quiero tomarme mi tiempo para planificar todo. La vez anterior todo fue muy rápido y no lo disfruté, quiero que está vez sea diferente.

—Espero que no me dejes por fuera en tu planificación, podré estar lejos, pero créeme cuando te digo que hago magia con mis manos, la distancia no me es impedimento —me pide Marli, mi cuñada.

—Te lo agradezco, para organizar una boda se necesita muchas manos y la ayuda de ustedes será muy necesaria.

—¿De qué hablan? —Steven rodea mi cintura— estamos en medio de una celebración, no es algo que se haga todos los días, vayan a bailar.

—No seas aguafiestas hermanito, solo estamos uniendo fuerzas para el siguiente acontecimiento que cambiará sus vidas —contesta su hermana— me gustaría ser yo la organizadora de la despedida de solteras.

—Yo que tu no me fiaría de Marli, tiene ideas muy locas y peligrosas —me advierte conteniendo la risa.

—No te quejaste cuando organice tu fiesta de graduación —contraataca, haciéndonos reír a todas.

—Ya dejen la pelea, vámonos a bailar que el tiempo avanza sin contemplaciones —nos anima Valeria.

La velada es maravillosa, todos reunidos celebrando junto a nosotros esta nueva etapa. Hasta mi pequeña princesa está feliz por este acontecimiento y en varias ocasiones se me ha acercado para preguntarme cuándo será la boda y si será ella la niña de las flores, a la primera pregunta no supe qué responder, pero la segunda es un rotundo sí.

La noche ya está bastante avanzada, los niños han caído rendidos hace una hora atrás. Rosmery ya se encuentra despidiéndose mientras espera el taxi que la llevará al hotel donde se va a hospedar. Marli se nos acerca con otra sorpresa, nos ha reservado una noche en un hermoso hotel, asi que nos envía a nuestra habitación para que recojamos algo de ropa.

Al bajar las escaleras, nuestros padres se encuentran reunidos para despedirse de nosotros, como si hoy fuera el día de nuestra boda, aunque creo que están exagerando, me conmueve todo lo que hacen por nosotros y nuestra felicidad.

Al llegar al hotel, somos recibidos como si fuéramos personas famosas o de la alta sociedad, nos ayudan con nuestro pequeño equipaje y nos llevan hasta nuestra habitación. Abren las puertas para nosotros y quedo anonadada por el ambiente tan romántico que han recreado para nosotros.

Hay velas aromáticas, pétalos de rosas esparcidos por el lugar, un arreglo de flores sobre la cama junto a chocolates y otros dulces, en una mesa hay una botella de champán con dos copas.

—Esto parece sacado de una película romántica, es hermoso.

—No tan hermoso como tú.

Mi amor de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora