22. Solo un susto

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Elvis

Me toma por sorpresa la petición de Alana, aunque es de esperarse, ella no acepta el hecho de que esté con Pilar y nuestra separación fue algo de la noche a la mañana, sin darle tiempo de procesar los cambios.

Volteó para ver a Madelen, está con los ojos abiertos y sus labios entreabiertos, tampoco se esperaba está petición.

—Mi muñeca hermosa, eso es algo que no podrá ser. Papá está casado con Pilar y dentro de unos meses van a tener un hermoso bebé que será tu hermanito o hermanita —intenta explicarle de la mejor manera— y yo tengo a Steven.

—A pesar de no vivir con ustedes, siempre he estado para ti cuando me has necesitado y eso no va a cambiar nunca —le prometo besando su frente.

—Cuando te fuiste con Pilar, me dejaste de llamar y visitar, puede que cuando llegue el bebé te olvides de mí —derrama un par de lágrimas.

Abren la cortina de un tirón, es Steven, se le nota algo preocupado.

—En la emergencia de adultos están preguntando por los familiares de Pilar, deberías ir —me informa.

Alana aprieta su agarre en mi mano y niega con su cabecita.

—Pilar no se siente bien, voy a ver qué dicen los doctores y vengo otra vez —le digo para que me suelte.

—Llama a sus papás, qué ellos la cuiden —demanda frunciendo los labios.

—Lo siento pequeña, pero debo ir yo.

Me libero de su agarre con algo de dificultad y salgo de la emergencia pediátrica para ir a la de adultos. Apenas me ve la doctora que la está atendiendo, se me acerca.

—Su esposa tiene la presión alta, se le hizo una ecografía y hasta el momento no se encontró nada que nos pueda alertar, pero si la presión se mantiene alta o aumenta puede ser muy peligroso para ambos. Lo mejor es que pase la noche aquí y llame a su obstetra.

—Hoy confirmamos su embarazo, aún no decidimos con que obstetra se va a controlar.

—Le puedo sugerir una y creo que está de guardia hoy, si le parece.

—Lo que usted considere mejor.

—Puede entrar a verla, trate de permanecer a su lado, ella lo necesita junto a ella y no allá afuera —me dice con dureza y se retira.

Entro al cubículo dónde la tienen, tiene sus manos sobre su vientre, tiene los ojos cerrados y unas cuantas lágrimas empapan su mejilla.

—¿Aún te duele? —me acerco a ella preocupado.

—Es algo más que eso, ahora no solo tengo que cuidar de mí sino también de este pequeñín que crece en mi interior, lo mejor y más justo será vivir en un lugar en donde pueda estar tranquila y no ser un estorbo.

—No digas eso, te prometí estar a tu lado y apoyarte y voy a cumplir mi palabra. Fui yo el que se excedió, deje que las circunstancias me abrumaran y perdiera los estribos, por ello te debo una disculpa.

Me acerco a ella pensando muy bien lo que diré a continuación, ya que esta decisión marcará un nuevo rumbo en mi vida, echando por tierra mis nuevos planes.

—Tienes razón Pilar, lo mejor será que regreses al apartamento conmigo, pero para que esto funcione me tienes que ayudar, a mi hija no le ha caído para nada bien la noticia de este bebé, en este momento ella se encuentra en el área de pediatría con fiebre, allí es donde me encontraba.

—¿Ya se encuentra mejor?

—Estabilizaron la fiebre, es posible que pase la noche aquí, al igual que tú. Necesito regresar con ella, pero no quiero que sientas que te voy a dejar sola, estaré viniendo para acá.

—Está bien, de todos modos, a cada rato está entrando una enfermera.

Dejó un beso en su frente y salgo de allí, veo a una enfermera en el mostrador y me acerco a ella.

—Hola necesito un favor tuyo, si no fuese lo importante créeme que no te lo pediría. Tengo a mi hija en la emergencia pediátrica y no la puedo dejar sola, me necesita, por eso me gustaría pedirte que me llames —le paso mi tarjeta de contacto— ¿Que dices?

Ella observa mi tarjeta atentamente y luego la colocó sobre el mostrador al lado de la historia de Pilar, luego agarra el teléfono marcando un número y espera a qué le contesten.

—Hola Éster, una pregunta, ¿Tienes a una niña de apellido McCarty allí? —escucha atenta lo que le dicen y luego cuelga— vaya con su hija, pero que no se le olvide que aquí está su esposa y su otro bebé.

—Muchas gracias.

Me voy hasta dónde está mi pequeña, espero que ya se encuentre mejor y no sea necesario que permanezca aquí toda la noche. Al entrar a dónde está mi hija, la encuentro dormida junto a su mamá y Steven, ambos se sorprenden al verme nuevamente.

—No es necesario que estés aquí, Pilar debe estar sola y no debería, tomando en cuenta su estado —expresa Madelen dejando ver lo incómoda que se siente con mi presencia.

—Eso ya lo he resuelto, mi hija me necesita.

—Madelen, aún no has cenado, qué te parece si mientras Elvis está aquí vamos para que comas algo, cuando regresemos él podrá ir nuevamente a ver a Pilar y estar un rato con ella —sugiere Steven.

—No creo que sea buena idea —se niega rotundamente.

—No es la primera vez que cuido de mi hija enferma, además, estamos en el hospital.

—Está bien, vamos, pero que sea algo rápido —acepta no muy convencida.

Madelen y Steven salen del cubículo dejándome solo con mi pequeña, me siento a su lado pensando en lo que resultaron mis decisiones y en todo lo que hice para llegar a este punto.

Entra la doctora que está atendiendo a mi pequeña, interrumpiendo mis pensamientos, la examina con cuidado de no despertarla y me indica que todo marcha bien, sí para cuando el suero que la han colocado terminé no aparece ningún otro síntomas ni la fiebre regresa, entonces le darán el alta, algo que me alivia enormemente.

Después de eso no pasa mucho tiempo cuando Madelen está de regreso, le informo lo que ha dicho la pediatra y su cara de alivio es más que evidente, justo en ese momento recibo una llamada de un número desconocido, atiendo, es la enfermera de la emergencia de adultos indicando que la obstetra está examinando en este momento a Pilar, le digo que voy para allá enseguida.

—Debo irme, llámame si pasa algo por favor.

—Ve tranquilo, te mantendré al tanto.

Debo parecer un loco corriendo de un lado a otro. Justo cuando entró al cubículo dónde está Pilar la doctora le está colocando un aparatito en el vientre, algo como un latido se escucha haciendo que Pilar derrame un par de lágrimas y una sonrisa se dibujó en su rostro.

—He visto la ecografía y no encontré nada que me alertara, ahora escuchado el corazoncito del bebé confirmo que está perfecto, pero eso no indica que no haya un peligro, de ahora en adelante necesito que estés calmada, nada de estrés y rabias, disfruta de tu embarazo, si haces lo que voy a indicarte, todo va a marchar bien. Te voy a colocar una cita para dentro de cinco días, te dejare en observación esta noche y mañana podrás retornar a casa.

—Muchas gracias doctora.

Botó el aire que tenía contenido, al parecer todo lo ocurrido esta noche tan solo fue un susto, solo espero que ambas regresen a casa y todo vuelva a la normalidad.

Mi amor de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora