Prólogo

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La oscuridad se extendía profundamente por aquella habitación casi vacía, solo había un pequeño foco de luz sobre la cabeza de aquel beta que habían podido capturar hace un par de horas, el hombre tenia la cara ensangrentada por los masivos golpes que había estado recibiendo, un diminuto hilo de saliva roja escurría por su labio partido y sus brazos y piernas ya comenzaban a entumirse por estar atado a esa vieja silla de madera.

— Te lo preguntare solo una vez más, y en verdad espero que comiences a hablar maldito bastardo porque mi tiempo es escaso y mi paciencia nula — La voz dura del alfa parado frente a él hizo al hombre contraerse — ¿A donde mierda Tatsuki mandó el cargamento?

Cuando el hombre no emitió sonido alguno, el alfa suspiro furioso. Sus feromonas se dispararon en seguida inundando la bodega en la que se encontraban, sus subordinados tosieron con fervor y uno que otro terminó en el piso tratando de recuperar el oxígeno, las feromonas de su jefe siempre han sido demasiado para ellos. Para cualquiera que haya sido atacado con ellas en realidad.

El hombre de cabello negro hizo una pequeña señal cuando logró controlar su temperamento y rápidamente uno de los alfas de rango menor que lo acompañaban se acercó al beta colocando una navaja en su cuello, este se tenso cuando percibió su inminente final, sin embargo, nada salió de su boca. Su lealtad hacia sus hermanos y a su organización era más fuerte que su miedo a morir.

—  Jefe, en verdad no creo que él vaya a decirnos algo — menciono el hombre que tenia la navaja en la mano.

El alfa suspiro molesto, su subordinado tenía razón, el maldito bastardo no iba a hablar. Frustrando ante aquella derrota el futuro líder se giro hacia la puerta y le dio una ultima mirada al beta sobre la silla que lo miraba con ojos suplicantes.

— Solo quiero que sepas — Comenzó con voz gélida — Que esto lo has ocasionado tú. Tu muerte y la de tus hermanos será solamente tu culpa, por haber perdido la ultima oportunidad de vida que te quedaba.

Tan solo un pequeño movimiento de cabeza bastó para que Ryo acatara órdenes y apuñalara al beta en el torso, el pelinegro camino hacia la entrada junto a su subordinado más fiel mientras más de sus hombres se abalanzaban al hombre atado a la silla que gritaba y pataleaba al sentir la sangre deslizarse fuera de su torrente sanguíneo, estaba claro que no lo dejarían morir tan fácilmente.

—Asegúrense de limpiar y tirar el cuerpo cuando terminen — Ordenó el Alfa antes de salir por la puerta del almacén.

Afuera lo esperaba la noche fría de invierno y un Bentley negro estacionado al otro lado de la acera. El alfa aspiro un poco el aroma nocturno para después sacar un cigarrillo de la caja que guardaba en la bolsa interna de su saco negro. Coloco el rollito de nicotina entre sus dientes y lo encendió dándole las primeras caladas. 

—¿Estamos jodidos no es así? — Pregunto Taeyong a su lado. El alfa le observo el rostro preocupado expidiendo el humo de sus pulmones al exterior.

Se encogió de hombros.

—Tal vez aun haya una solución, pero estoy seguro de que a mi padre no va a gustarle.

El mayor tiro su cigarro a medio consumir y lo apago con la suela de sus botas negras.

—Tenemos que irnos.

Alfa y Omega cruzaron la cera y el auto encendió enseguida, perdiéndose en la oscuridad de la noche cuando ambos estuvieron dentro. Si, tal vez haya una mejor solución. Una que cambiaria el resto de su vida.

𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧𝐟𝐥𝐲 -YumarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora