— ¿Listo?
Arthit asintió, emocionado. Kong dejó un pequeño beso en sus labios antes de abrirle la puerta del copiloto, dejando que su minino baje y dándole la mano después. El lugar era inmenso, además no muy lejos se podía observar el muelle y el mar, con la marea tan calmada, junto a un hermoso atardecer.
El pequeño se mantuvo observando el lindo paisaje, llamando la atención de Kong con un maullido, mientras este le pedía a Arthit que se agarrara de su remera, ya que él tenía que sacar unas cajas de la parte trasera del auto.
—Kong. —Arthit le señaló con insistencia la playa, captando la atención del mayor.
—Te prometo que terminando de conocer la casa, iremos a ver el agua ¿Qué te parece? No sé si te guste mucho, pero quizás te agrade remojar tus pies ahí.
Después de una afirmación por parte de su pequeño, caminaron hasta la puerta principal de la preciosa casa de playa. Dos pisos con una azotea inmensa, además de contar con tres habitaciones, dos baños, la cocina, también el comedor y la sala prácticamente juntos, dándole ese toque hogareño. Sí, Kong se sentía orgulloso de haber gastado casi todos sus ahorros en la reconstrucción de ese lugar. Ahí podría pasar días hermosos junto con su pequeño, alejados de absolutamente todos, cualquier preocupación o temor, se había quedado en la ciudad.
Una semana había pasado desde el descubrimiento de Arthit embarazado, ahora con tres semanas de embarazo, el pequeño minino tenía una pancita casi ni visible, sin embargo, si te dedicabas a admirarlo, podías notar el pequeño bulto en la zona de su abdomen.
Amy le dijo que no tenía que preocuparse, con el permiso de Prem, ella iría semana a semana a hacerle las revisiones necesarias al pequeño Arthit, afortunadamente ya para ese momento existían ultrasonidos portables, conectados con cable USB, además de muy fiables. La mujer también insistió en que Kong no debía preocuparse por ningún gasto, todo quedaba en manos de Prem y de ella.
Yihwa había tomado la noticia con muchísima inquietud los primeros días, pero después de reconocer por sí misma cada uno los síntomas primerizos en Arthit, abrazó fuerte a su hijo mayor hasta llorar, demasiado feliz por ser abuela, aunque niños era lo que le sobraba a esa mujer.
Kong había decidido que, ya después de toda la conmoción, se llevaría a Arthit a su casa y fue por culpa de sus hermanas, quienes faltaron a clase para despedirse de Arthit, que terminó partiendo muy tarde, ya casi anochecía y apenas le mostraría a su pequeño el interior de su nuevo hogar.
Una vez abrió la puerta, encendió las luces y Arthit admiró con detalle cada lugar. Se veía muy bonito con las paredes pintadas de un color crema claro, quizás no tenía tantos detalles como la casa de Yihwa, pero contaba con una mesa pequeña para el comedor, unas sillas del mismo color de la mesa, y unos tres sofás de diferentes largos, junto con una pequeña mesita en medio. El minino miró a Kong, cuestionando con sus ojitos si podía observar con más detenimiento.
—Claro, bebé, solo ten cuidado, yo voy a dejar tus cosas en el cuarto.
Arthit asintió, meneó sus orejitas antes de tomar vuelto y correr como desesperado rumbo a los sofás, lanzándose sobre uno. No era raro para Kong ver como su pequeño olfateaba el espacio y estaba bien, el dulce meneo de la cola de Arthit le indicaba que el minino se sentía seguro. Arthit debía adaptarse a todo, al fin y al cabo era su nuevo hogar.
Kong subió las escaleras para llegar a la que sería su habitación. Le había costado mucho saber cómo decorar esa parte, y aunque anteriormente el lugar ya estaba amueblado, él se encargó de contratar a alguien para que vendiera las cosas, y comprar otras; Kong deseaba decorar su nuevo hogar, al fin y al cabo su pequeño Arthit y su hijo o hija vivirían con él de ese momento en adelante, no iba a dejar que, en un futuro, cuando hablara con su pequeño o su pequeña, tuviera que decirle que el desgraciado de su abuelo compró y amuebló esa casa para mantener tranquila a su esposa mientras la engañaba. Ya era suficiente con saber que ese lugar anteriormente era de ese hombre.
Al final, Kong se decidió por arreglar la habitación tal y como recordaba su cuarto en su casa anterior, quizás este era mucho más grande, pero los colores de las paredes y hasta el diseño de la cama era igual. Las colchas y frazadas también, parecidos a los que él solía usar, esperaba que eso le dé un poco más de seguridad a su pequeño.
Dejó las cajas sobre la cama, empezando a colocar las ropas de Arthit en los cajones. Las suyas ya las había traído en cajas el día que Gun cuidó a Arthit, las pocas que conservó y usó en la casa de su madre eran de cuando él vivía ahí. De acuerdo, no le motivaba saber que no había crecido absolutamente nada desde hace años, pero detalles eran detalles, al menos era más grande que Arthit.
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NEKO CORPORATION
Fiksi PenggemarKongphob es un joven de cabello castaño y ojos azules, él vive una vida totalmente normal hasta que un pequeño niño-gato toca a su puerta pidiéndole alimento. Este niño resultará ser uno de los experimentos de una organización llamada Neko Corporat...