—Y me fui de allí.
Kong terminó de explicarle la situación a su madre, él variaba mucho sus expresiones mientras narraba, aunque para Yihwa era común toda mueca proveniente de su hijo. Kong no se dejaba doblegar por nadie o al menos por nadie que no tuviera un par de orejas de gato, una cola, cuerpo de niño y responda al nombre de Arthit.
—O sea que te pudieron hasta matar por enfrentarte de esa forma a ese señor ¿Me estás hablando en serio, Kongphob Suthiluck?
—Sí, mamá, pero ¡Vamos! Estar en peligro ya es algo que me pasa todos los días.
Dejando que su madre se tome el tiempo para procesar absolutamente todo lo que le había contado, Kong se giró sobre su lugar y admiró como su pequeño jugaba con Ploy y Maia.
Después de dos largas noches en las que Kong no pegó un ojo, imaginando que quizás muy pronto el idiota ese de Prem le caería con una sorpresa, decidió que lo mejor era alejarse de su casa de playa, ahora que Amy conocía su ubicación.De acuerdo, era un completo idiota por haber dejado que esa mujer conociera el lugar sin antes tener una conversación profunda con Prem, pero ya estaba pagando por su idiotez. Ahora su nidito de amor que compartía con Arthit se había vuelto el lugar más peligroso en toda la ciudad. Así que al final terminó volviéndose con su madre, eso al menos hasta pensar que otra cosa podía hacer.
— ¿Qué harás ahora que no tienes la ayuda de Amy para los chequeos de Arthit? Kong, ella me ha estado llamando preocupada ¿No crees que vengan a buscarte aquí?
—Es lo más probable, por eso no es permanente, mamá, solo hasta conseguir un mejor lugar donde quedarnos. Y sobre los chequeos, ya sé que Arthit tendrá que ser intervenido en más o menos cuatro semanas, después… La cesárea… ¡No lo sé, má! No es tan simple como parece, cuando algo me da miedo, tiendo a huir y aunque deba cambiar, no cambiaré en esto. Pueden quitarme a Arthit si me continúo quedando en manos de esa señora y de ese viejo loco.
—Entonces me estás diciendo que de nuevo fue tu instinto el que actuó ¿Verdad? —Kong afirmó, resignado. Él no era un niño, ya tenía más de dieciocho años, pero de verdad esperaba que su madre tenga una respuesta para su problema. — Sabes muy bien que yo puedo encargarme de la cesárea, pero necesito más manos, Kong, no es una operación cualquiera, un mal cálculo y algo malo podía salir de todo esto.
— ¿Qué estás insinuando?
—Hablemos con Amy.
— ¡Claro que no, mamá!
—Mira, Kong, piensa un poco las cosas, aún tienes cuatro semanas antes de que llegue la hora, pero también intenta considerar que por el hecho de que ese viejo loco haya querido hacer eso, no quiere decir que Amy esté enterada de cómo son las cosas. Ella jamás aceptaría que te separen de Arthit como a ella “la separaron” —Yihwa usó las comillas con los dedos para este punto. —de su hijo. Considéralo, si me contaste que les tiene tanto amor a todos los niños de ese lugar, no es una mala mujer. Ella sigue órdenes, como tú, como yo. Mira, ahora me vienes a contar tú que hasta en el hospital donde he trabajado prácticamente toda mi vida, es probable que hayan raptado niños en algún punto de mi carrera y yo ni siquiera estaba enterada. No culpes a los peones, culpa a quien los controla. Te conozco, Kong, nunca juzgarás a alguien sin tener las pruebas suficientes. Eres mi hijo, al fin y al cabo. —Yihwa colocó una mano sobre el hombro del castaño antes de dejar un beso en su frente, caminando de nuevo en dirección a sus hijas, explicándoles que por unos días Arthit y Kong estarían de visita.♡♡♡♡
Las siguientes dos semanas pasaron tan rápido que Kong ni siquiera las vio venir. Faltaban menos de veinte días para que Arthit le entregara un hermoso pequeño y su niño no podía ser más mimado de lo que ya era. Las primeras noches Kong no había pegado el ojo, pensando que quizás podían ir a buscar a Arthit en cualquier segundo, aunque después empezó a dormir con tranquilidad y luego descubrió que la casa de su familia se había vuelto su nuevo hogar. Él y su bebé no podían estar más cómodos.
Sus hermanos tomaron muy bien la noticia, incluso los bebés parecían sentir a su hijo, porque no dejaban de corretear a Arthit entre gateos y risas ruidosas de su pequeño de rizos. Samantha, Namtarn, Maia y Ploy se encargaban de mimarlo como si fuera un pequeño recién nacido, incluso más que a sus hermanos bebés.
Ellas solo tenían ojos para Arthit y su futuro hijo, diciéndole nombres todo el tiempo, al final parecía que el nuevo Suthiluck iba a tener más de quince nombres con todo lo que se les ocurría a las pequeñas.
—Chicas, ya les dije que basta, lo sacuden mucho. —Kong tomó entre sus brazos a su pequeño, alejándolo de sus hermanas menores, observando el puchero que se formó en los labios de las cuatro. Arthit al instante enredó sus piernas alrededor del cuerpo de Kong y le dio un suave beso, maullándole, diciéndole que no se preocupara, que él se sentía muy bien. Kong aún no comprendía cómo, pero cada día podía entender un poquito más a su minino, sin la necesidad de que este hable.
— ¡Queremos ir al bosque con él! —Dijo Maia, aunque al instante su voz bajó a un tono mucho más dulce, tratando de convencer a su hermano mayor. — ¿Podemos?
—No, nena, Arthit tiene que comer ahora.
Después de que sus hermanas suspiraron con resignación, Kong llevó a su pequeño a la habitación que compartían, recostándolo y colocándose a su lado, mientras admiraba el voluptuoso vientre de su niño, había crecido tanto.
— ¿Te duele algo, mi amor?
No era cierto que Arthit tenía que tomar su biberón, además de que apenas habían pasado dos largas horas desde la hora del almuerzo, pero sus hermanas le quitaban mucho tiempo con su bebé y al final, solo tenían las noches juntos, minutos antes de que Arthit quede completamente rendido del cansancio y se acurruque en su pecho.
Kong suspiró, no podía creer que sentía celos de sus hermanas, ese era un nuevo nivel de posesión, pero todo se le olvidó cuando vio a Arthit negar con la cabeza, mostrándole esa adorable sonrisa de siempre, meneando las orejas mientras acercaba más su cuerpo al de Kong.
—Eso es bueno, mi vida. —Llevó una de sus manos a la mejilla del pequeño y este al instante cerró los ojos, entregándose a la dulce caricia, soltando un dulce gemido que no pasó desapercibido por el mayor. — ¿Está despierto?
Arthit se puso serio y bajó su miradita a su abdomen, pasando sus manos por este, colocándolas ambas sobre su vientre para respirar profundo, mientras Kong lo observaba atento, sin decir absolutamente nada. Las expresiones llenas de gestos de su artista siempre lo tenían completamente embobado, dispuesto a verlo por días completos si se pudiera.
Arthit suspiró y negó con la cabeza, regalándole una dulce sonrisa, Kong entonces se estiró para atrapar sus labios, colocándose poco a poco sobre el cuerpo del más pequeño.

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NEKO CORPORATION
FanfictionKongphob es un joven de cabello castaño y ojos azules, él vive una vida totalmente normal hasta que un pequeño niño-gato toca a su puerta pidiéndole alimento. Este niño resultará ser uno de los experimentos de una organización llamada Neko Corporat...