Después de como la doceava lamida, Arthit ya había perdido la cuenta de cuantas veces soltaba un gruñido al ver que continuaba saliendo sangre de la herida, a pesar de sus intentos por detenerla. Pero, al fin, luego de todo ese proceso, la herida se veía mucho mejor que antes y ya no salía nada de ella, así que el pequeño, orgulloso de su trabajo, dejó un último beso sobre esta antes de intentar levantar su cabeza, pero no contaba con que la mano de Kong que descansaba sobre sus rizos le impidiera hacerlo.
— ¿Meow?
—Quieto ahí. ¿Si, bebé? —La voz ronca de Kong, tan suave y raspada a la vez estremeció al felino. Arthit conocía muy bien en qué momento se ponía de esa forma. Con esa actitud dominante, esa manera de expresarse como si fuera una orden, pero a la vez con la sutileza suficiente para que Arthit no se sintiera asustado. Sí, Kong solo se ponía así cuando jugaban juntos.
Sin necesidad de decir más, Kong bajó su mano libre hasta sus pantalones, desabrochando el botón de este y luego bajando su cremallera, alzando sus caderas, aunque su herida aún se encontraba resentida y le causaba un pequeño dolor, eso no le podía importar menos, necesitaba lograr deslizar su pantalón y su ropa interior lo suficiente como para que su miembro saliera fuera de este, dejándose ver, erguido por completo, con un pequeño brillo por las primeras gotas de líquido pre seminal que escapaban desde la punta.
Arthit, aún con el rostro inclinada hacia abajo, subió su mirada para observar a Kong, encontrándose con este mordiendo su labio, apoyando su espalda justo en la pared donde Arthit antes había estado acurrucado y tras regalarle una mirada, suspiró, llevando su propia mano sobre su miembro, tomándolo por la basey empezando a masturbarse, de arriba a abajo, con movimientos lentos.
—Kong.
—Amor, quiero que lo chupes.
Después de esas palabras, Arthit llevó su mirada hasta el largo miembro casi al lado de su rostro. Volviendo a confirmar que era eso lo que Kong quería, obedeció, permitiendo que el ojiazul guie la longitud hasta su boca y entonces pasó la punta de su lengua sobre esta, causando que todo el cuerpo de Kong se estremeciera debido a semejante espasmo. —Oh, mierda.El pequeño al instante subió la mirada, sin estar seguro de si eso era bueno o malo, pero al encontrarse con el mayor inclinado hacia atrás y sus labios entre abiertos, Arthit relamió los suyos, apartando la mano de Kong de su pene para ahora ser él quien lo sostuviera, con mucho cuidado de no apretarlo muy fuerte.
El minino meneó sus orejas justo antes de volver a pasar su lengua por el largo, examinando el sabor. Le gustaba, le agradaba tener el control, aunque sea por una vez, y podía acostumbrarse a esa amarga y agradable sensación cuando su lengua pasaba por la piel del miembro, definitivamente el doble de grande que el suyo, o tal vez más.
Arthit entonces se concentró en su tarea, volviendo a pasar su lengua por esta, ya más repetidas veces, repartiendo besos y largas lamidas en todos los lugares que su lengua podía, sintiendo aún la mano de Kong sobre sus rizos, acariciándolo, pasando por detrás de sus orejitas. Entonces Arthit supo que estaba haciéndolo bien.
—Be-Bebé. —Kong tiró suavemente de los cabellos entre sus dedos, atrayendo la atención de su minino, quien continuaba con su lengua sobre el miembro, esperando que el mayor le dijera qué sucedía. — Llévalo a tu boca. —Ordenó, imaginando esos gruesos labios rojos y esa pequeña boquita tragándose toda su glande. —Lo más que puedas, y ju-juega con él, como yo contigo ¿De acuerdo?
—Meow. —Fue el único sonido que emitió el pequeño, asintiendo con la cabeza e inclinándose de nuevo, hasta que escuchó la voz de su dueño otra vez.
—Oh, y nada de dientes, mi amor.
Después de eso, Kong solo se dedicó a disfrutar, con los ojos entreabiertos, observando las expresiones inexpertas de su pequeño, mientras seguía pasando su lengua lentamente por su erección, mojándolo todo lo que podía, hasta que, sin decir más, separó sus labios y se lo metió en la boca, logrando escuchar un fuerte y ronco gemido proveniente desde lo más profundo de la garganta de Kong.
Kong arqueó la espalda, él intentaba continuar masajeando los mechones de cabello entre sus dedos, empujándolo hacia abajo, más hacía su miembro, deseando que la boca virgen de Arthit trague todo lo posible, y aunque sabía que jamás podría con todo el largo, Arthit ya empezaba a darle la mejor mamada de su vida, succionando mientras cerraba sus ojos y sus dos manos mantenían la base del miembro quieto, disfrutando del palpitar de la longitud.
Arthit gemía, aún sin poder soltar los sonidos con totalidad como deseaba, gemía cada que la punta del miembro tocaba el inicio de su garganta y trataba de alejarlo, para hundirlo de nuevo de la misma forma, aunque sabía que se podía atorar, intentabade la mejor forma respirar por la nariz, porque el placer que sentía era bueno, y su cosita estaba despertándose también, sin necesidad siquiera de que Kong la toque, eso era nuevo.
Kong soltó una especie de grito cuando pudo sentir con claridad como los pequeños colmillos de los extremos de la boca de Arthit rozaban la piel sensible de su miembro, era algo tan dolorosamente excitante, aún mejor cuando su minino inclinó el rostro, enredando su lengua en toda la longitud, mientras empujaba más de esta dentro de su boca, todo lo que podía, quería tragarla toda, él quería pero le era imposible.
Una vez Kong sintió un fuerte tirón pasar por toda su columna hasta centrarse en su miembro, indicándole lo ya obvio, él se inclinó hacia adelante, colocando sus manos en los hombros del más pequeño, empujándolo hacía atrás, obligando a Arthit a apartarse de su dura erección, recibiendo una especie de gruñido por parte del gatito.

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NEKO CORPORATION
Fiksi PenggemarKongphob es un joven de cabello castaño y ojos azules, él vive una vida totalmente normal hasta que un pequeño niño-gato toca a su puerta pidiéndole alimento. Este niño resultará ser uno de los experimentos de una organización llamada Neko Corporat...