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Kong se despertó muy lentamente, aún en medio de la oscuridad de la habitación, abrió sus ojos con calma, aunque ya debía hacerlo, por alguna razón sentía como que había dormido
una eternidad o que hubiera estado en modo de hibernación. Se estiró y solo entonces notó el cuerpo que estaba acurrucado al lado del suyo, y esas pequeñas manos abrazándolo cálidamente, mientras él tenía sus brazos alrededor de la cintura del pequeño niño gato más hermoso y perfecto que podía existir.

Lentamente los recuerdos del día anterior invadieron su mente, logrando que una tranquila sonrisa se dibuje en su rostro, ahora tenía muy presente el cómo terminaron acostándose temprano debido a que Arthit no podía con su alma después de su tremendo quizás primer orgasmo y aunque al comienzo su plan original era solo observar a su precioso minino dormir, al final terminó dejándose llevar por la paz y la comodidad, y se quedó
inconsciente más o menos alrededor de las ocho de la noche.

—Kong. —Escuchó al pequeño Arthit decir su nombre entre sueños, mientras abrazaba más fuerte su cuerpo, ahora enredando sus piernas alrededor de las del mayor, logrando que una pequeña
y silenciosa risa escapara de los labios de este. Arthit tenía las orejas tan relajadas como lo estaba él, además de la larga cola que ocupaba la mayor cantidad de la cama, porque ambos se encontraban acurrucados a un lado.

Bueno, quizás dormir un poco más no los mataría.

                          ♡♡♡♡♡

Tres días después y la relación de ambos estaba dando sus buenos frutos, Kong y Arthit tuvieron que pasar por su primer problema: Las reservas de comida de Kong se estaban agotando. Si bien el mayor era precavido y hacía las compras por semana, ahora se le hacía increíble el no desear salir de su casa
por el simple hecho de no querer dejar a Arthit solo.

Kong había descubierto muchas cosas gracias a esas páginas que ahora ni actualizaban sobre los gatos de Neko Corporation, páginas iniciadas por el año 2017 para adelante por ejemplo, llenándolo de datos importantes como por ejemplo: Descubrió que Arthit podría aprender a hablar, solo era cosa de tenerle una paciencia extrema y enseñarle palabra por palabra.

Comprendió también que el cerebro de su minino era como una esponja, todo lo que observaba, lo grababa de una forma automática en su memoria; otra cosa importante estaba en la verdadera utilidad de estos juguetes sexuales, Arthit tenía la sensibilidad de un animal en celo, por tanto, era esa la razón por la cual reaccionaba de esa manera ante el más mínimo roce, y también la causa de su extrema sensibilidad cuando le hizo lo que le hizo hace unos días.

Los pequeños niño-gato se entregaban completamente al placer, como animalitos, según el artículo. Otro dato importante estaba casi al final, donde le explicaban al dueño del gatito, que cuandoel niño-animal se encariñe con él, automáticamente lo amaría, era
cosa de su instinto animal doméstico, porque así era con los perros o los gatos, al verte a los ojos, te amaban en una cantidad equivalente a la de una persona al ver al amor de su vida. Debido a esto, una sensación de calidez invadió al mayor cuando entendió que Arthit estaba enamorado de él, porque era de él ¿No? Arthit no quería a su verdadero dueño, sea quien sea, si el gatito se mantenía en su casa, significaba que había elegido a Kong
por sobre cualquier persona.

Había otra cosa más, pero esa parte del artículo no estaba disponible, solo le explicaban a Kong que al final, antes de que la empresa cierre, se crearon unos últimos modelos de juguetes sexuales, con algo nuevo en ellos, pero extremadamente secreto hasta que saliera a la venta, ya que ni siquiera los que informaban sobre los avances de la modificación genética de los infantes conocían la verdadera nueva función adquirida por los niños gato.

A Kong la mayor parte del tiempo no le gustaba tener que leer de Arthit como si fuera simplemente un juguete, porque
él quería al pequeño como algo más, es decir, como alguien con quien deseaba permanecer toda su vida, así que si debía entrar a esas páginas para saber más del minino de rizos que lo traía loco, lo haría.

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