Capítulo 9

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La puerta de la galería de tiro de los Needlers estaba más allá de la que llevaba al salón. Chifuyu entró furtivamente y en silencio, casi conteniendo la respiración y esperando que ninguno de los otros Needlers entrase o saliese justo en ese momento. Por hoy no necesitaba ningún otro conflicto o confrontación, a pesar de que aún tenía ganas de pelea. El único ☆Swing que había logrado darle a Shion había sido satisfactorio pero la tensión de la escena en el comedor estaba lejos de disiparse. Aun así, si obtenía más deméritos no sería capaz de mejorar su calificación a menos que permaneciese en La Academia hasta que tuviese noventa años.

Término utilizado en boxeo para denominar a un tipo de golpe en concreto.

« ¡Si tan sólo pudiera tener algo de tiempo en privado, quizás no estaría tan al límite todo el maldito tiempo! ». No era la primera vez que tenía ese pensamiento pero parecía imposible hacer su deseo realidad. Durante el día estaba constantemente en algún tipo de actividad en grupo y después de que las clases terminaran cenaba con Baji y pasaban las horas hasta que las luces se apagaban en la galería de tiro. Después de eso se duchaban juntos y Baji atendía las manos de Chifuyu, lo cual consistía en masajearlas con una crema hidratante especial para hacerlas más sensibles a los mandos JP y ayudar a Chifuyu a ponerse un par de guantes blancos de seda y algodón. Chifuyu había protestado desde la primera vez diciendo que eso era algo que podía hacer por sí mismo, pero Baji le dijo que era una tradición para un piloto el cuidar las manos de su artillero cada noche y, gradualmente, Chifuyu había empezado a disfrutar el proceso. Era tranquilizador el tener las manos masajeadas y atendidas a fondo, además, Baji siempre parecía menos enfadado mientras realizaba ese servicio para Chifuyu. Durante los quince o veinte minutos que tardaba, lucía más como la primera noche cuando Chifuyu había llorado y menos como el satírico hombre de clase alta que lo ridiculizaba con su sarcasmo durante el resto del día.

Pero por mucho que le gustara el tener las manos masajeadas, eso significaba que todo el tiempo libre disponible que tenía lo pasaba con su compañero, sin dejarle nada de tiempo a solas. «Nada de tiempo para masturbarse. Nada en absoluto», pensó Chifuyu tristemente. Y sus sesiones de prácticas diarias con Baji de pie detrás de él, los brazos rodeando su cintura, susurrando en su oído, producían en Chifuyu suficiente tensión como para justificar el masturbarse varias veces al día: si hubiese podido, claro.

No le gustaba considerar por qué el contacto con su compañero lo estaba poniendo tan tenso y sexualmente sobreexcitado. Prefería aceptar la explicación que Baji le había dado el primer día, que era joven y tener un cuerpo cálido, cualquier cuerpo cálido, presionado contra el suyo estaba destinado a causar una reacción. El problema era que se trataba de una reacción sobre la que no podía hacer nada. Desde que compartía la cama con Baji, temía masturbarse bajo las sábanas por la noche, y sabía que si se metía en el cubículo de ducha el tiempo suficiente como para ocuparse de sus asuntos, su compañero sabría lo que estaba haciendo y no dudaría en molestarlo con ello sin misericordia. Así que en definitiva, había pasado casi una semana desde que Chifuyu había tenido algún tipo de alivio y se estaba volviendo un poco loco. «Esa es la razón por la que le di un puñetazo a Shion», admitió para sí. «Es por eso por lo que no pude dejar simplemente que la mierda que estaba diciendo me resbalara».

Por un momento consideró tratar de encontrar un baño vacío y tomar ventaja del tiempo que tenía ahora. Después de todo, estaba saltándose las clases imprudentemente, cosa que no se hacía en La Academia. Si era atrapado podría estar en serios problemas. 

Pero la razón por la que se las saltaba, se recordó a sí mismo, era para aumentar sus 

calificaciones. Matemáticamente, si anotaba otras diez faltas por faltar a clase sin una excusa tan solo importaría si era capaz de hacer desaparecer las cincuenta que había 

𝑹𝒐𝒎𝒑𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐 𝒍í𝒎𝒊𝒕𝒆𝒔 ; 𝑩𝒂𝒋𝒊𝒇𝒖𝒚𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora