Capítulo XIV: Encuentro y confrontación

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Hola a todos! Acá un nuevo capítulo jeje. Besos y abrazos.

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Rhaenyra dejó a su esposo esa mañana luego de una apasionada noche entre sus brazos.

Exhausto y saciado, él se había dormido abrazándola por la cintura, y por la mañana ella se escurrió de entre sus fuertes brazos in que él la sintiera salir de su lado y se arregló rápidamente para salir de allí.

Se vistió su traje de jinete de dragones, tomó una daga de acero valyrio que su esposo le había obsequiado en uno de sus aniversarios y salió por los pasadizos secretos para dirigirse a pozo de dragones.

Grande fue su sorpresa cuando encontró a Syrax y Caraxes fuera de pozo de dragones y a su esposo esperándola con expresión que variaba entre divertida y molesto.

- Mi amor- dijo Rhaenyra tomando la mano de su esposo y él acarició su mejilla para avanzar hacia su nuca.

Él la atrajo hacia su cuerpo y apoyó su frente contra su frente, como debatiéndose si cuestionarla o no, pero finalmente solo la besó y dieron el tema por saldado.

Rhaenyra no sabía que iba a suceder cuando llegaran hacia Vaes Dothrak, su esposo claramente no toleraba la historia de Daenerys sobre Khal Drogo, y si había algún lejano antepasado de ese hombre allí, Daemon era capaz de dárselo de comer a Caraxes.

Ambos volaron en sus dragones, deteniéndose solo pocas horas en algún lugar hasta cruzar el Mar Angosto.

Cuando bajaron de sus dragones en Vaes Dothrak hubo caos, los Dohtraki no estaban acostumbrados a los dragones y ver gigantescas bestias que escupían fuego casi arrasando Vaes Dothrak no era una experiencia tranquila para el grupo de aterrorizados Dohtraki.

Daemon y Rhaenyra siguieron lo que gritaba su linaje y se abrieron paso entre las aterrorizadas multitudes, con sus dragones a sus espaldas espantando a todos, hasta llegar a donde estaban las viudas de los Dothraki.

Una de las sacerdotisas parecía esperarlos, y si estaba asustada o no, no se notaba.

- Los esperábamos hace mucho, señores de dragones- dijo la vieja sacerdotisa y Daemon notó que era ciega.

- ¿Cómo sabes quienes somos si no puedes ver?- preguntó él llevando su mano a su espada por si debían defenderse.

- No necesitas ojos para ver- dijo la sacerdotisa y Daemon frunció el ceño pero Rhaenyra tomó su mano.

- ¿A qué se refiere?- preguntó Rhaenyra arrodillándose junto a ella y tiró de la mano de Daemon para que hiciera lo mismo.

- Todos los hombres y mujeres están ciegos en algún punto de sus vidas- dijo ella y Rhaenyra tomó las manos de la mujer cuando ella estiró sus manos.

- ¿Nosotros estamos ciegos?- preguntó Rhaenyra y la sacerdotisa asintió- ¿Cómo podemos hacer para ver?- preguntó Rhaenyra

- Si puedes conocerte a ti misma, entonces nunca estarás ciega- dijo la sacerdotisa sonriendo- Tú sangre carga un poder ancestral único, úsalo, ve el futuro, pero jamás actúes impulsivamente- dijo ella y Rhaenyra no estuvo de acuerdo con la última frase.

- Mi casa se salvó porque mis ancestros siguieron sus impulsos- dijo Rhaenyra y la sacerdotisa negó.

- Eso es porque tú antepasado se conocía plenamente, dime, mi señora ¿Cuántas tragedias no han ocurrido en tú casa por querer cambiar el futuro impulsivamente?- preguntó ella y Rhaenyra recordó algunos casos.

Se decía que incluso Maegor Targaryen temía al futuro e intentó cambiarlo con fuego y sangre. 

- Estamos acá porque queremos salvar a nuestra hija- dijo Rhaenyra que consideraba a Dany una más de sus hijas.

Una Rueda en el TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora