La noche más linda [Pedri & Gavi]

41.

Me desperté media hora antes de lo previsto, ni siquiera necesitaba alarma ya que los nervios me habían impedido descansar bien.

¿Qué diría? Es decir, no es fácil explicar que tu compañero de equipo es tu pareja, no todos los días salen jugadores a hablar de eso.

Aunque sabemos perfectamente que ninguno de los dos le debe una explicación a alguien, por la insistencia en el asunto nos terminarían arrancando las palabras tarde o temprano.

No sabía que hacer, solo me quedé mirando el techo unos minutos hasta que decidí ver algún video para hacer hora.

Al cabo de otros 30 minutos me tocó despertar a Pablo, ninguno parecía estar con los ánimos de siempre, pero esperábamos que eso se nos pase más tarde.

–. Buenos días– Saludó mientras dejaba un beso en mi mejilla.

–. Buen día ¿cómo estás?– pregunté mientras pasaba una mano por su cabello.

–. Bien, ¿y tú?– respondió él, con la mirada fija en mí.

–. Bien, estoy nervioso– admití en voz baja. A pesar de que la mayoría de las situaciones de este tipo me parecían aburridas y rutinarias, ahora me encontraba sudando, faltando aún unas horas para la entrevista.

–. Pedro... No hace falta que lo digamos si no quieres. Ya tendremos otro momento para planearlo mejor y con más calma– dijo nuevamente, como ya lo había estado haciendo desde ayer.

–. No es que no quiera, sino que...– no encontraba las palabras correctas para expresarlo –. Da igual, lo voy a hacer–.

Su expresión cambió, indicando la pequeña preocupación que le generaba toda la situación. Era muy poco habitual verme tan inquieto, especialmente a esas horas tempranas.

[...]

Miraba mi plato de manera desinteresada mientras jugaba con el tenedor. Tenía muchas cosas en mente y lo último en lo que pensaba era en comer.

–. Pedri, ¿me estás escuchando o no?– me reprochó Ferran mientras me daba un codazo.

–. ¿Eh?– respondí, levantando la cabeza para mirar a mi alrededor.

–. Estás raro– mencionó nuevamente Torres.

–. Nah, solo son ideas tuyas– respondí y discretamente bajé la mano para buscar la de Pablo y entrelazar nuestros dedos.

–. Sí, bueno...– contuve un suspiro y decidí dejar de dar tantas vueltas para empezar a desayunar de una vez.

Terminamos y tuvimos un intervalo de media hora en el que fuimos a la sala de juegos, como era nuestra costumbre. Estuvimos allí durante ese tiempo libre y luego bajamos a los vestuarios para cambiarnos y salir a entrenar por última vez.

A esta altura del campeonato, todavía sentía que todo era un poco "irreal". Mi yo de 11 años no lo creería ni si le pagaran.

El sol seguía alto, ya que apenas eran las 11:30, aunque no hacía tanto calor. El clima estaba agradable.

Los dos seríamos los últimos en salir ya que estaba teniendo problemas con desatar los cordones de mis botas, pero cuando ya me las puse nos levantamos para irnos con los demás, alguien nos detuvo.

–. Chicos, antes que nada, quería hablar con vosotros– Dijo Luis Enrique.

Nos giramos hacia él y prestamos atención.

–. ¿Qué pasa mister?– Preguntó Pablo confundido.

–. Como ya sabéis, más tarde es la conferencia de prensa previa al partido y es probable que surjan preguntas sobre vuestro tema. Quiero recordarles que no están obligados a revelar nada que no deseen. La privacidad de cada uno de ustedes es importante y respetable. Sin embargo, también quiero asegurarme de que estén preparados para abordar cualquier cuestión que pueda surgir – explicó con seriedad.