O14.

622 102 50
                                    


JiSoo no llegó al día siguiente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

JiSoo no llegó al día siguiente.

Rosé tuvo que ayudarla a llevarla a la bañera para bañarse otra vez el día domingo, mientras una enmudecida SullYoon preparaba el almuerzo, apenas capaz de preguntar algo. MinJeong no quería salir del cuarto de las mellizas.

El silencio en la casa era pesado, consumidor, cada pequeño ruido escuchándose desde el extremo más lejano. Ninguna de sus hijas hablaba, excepto para intercambiar algunas palabras rápidas, pero sin ahondar demasiado en algún tema. Ni SullYoon ni MinJeong preguntaron qué había ocurrido en el cuarto de sus madres horas atrás. Jennie se mantuvo en aterrado silencio todo el día.

Todas sabían qué algo se quebró allí, que ya nada volvería a ser igual, que las cosas parecieron romperse como un espejo, en cientos de pedazos desperdigados por el suelo. Y un espejo quebrado, por mucho que sus piezas fueran pegadas, no volvería a funcionar de la misma manera. Peor aún: si las piezas de ese espejo no se recogían y botaban, entonces seguirían cortando a cualquiera que caminara por allí.

Era una dolorosa verdad que nadie quería hablar, porque cuando las verdades eran dichas en voz alta, entonces eran más reales de lo que uno ya sabía. Más reales y, por lo tanto, más dolorosas.

Jennie no durmió en su habitación, porque estar allí le provocaba vómitos. En cambio, fue al cuarto de las mellizas, recostándose junto a MinJeong, quien estaba envuelta en una manta sobre la cama de Rosé.

Ninguna habló. No había palabras qué decir para tratar de mejorar lo que estaba ocurriendo. 

JiSoo no apareció, tampoco, el lunes.

Las niñas no fueron al colegio. Rosé durmió junto con SullYoon, en la cama de arriba, y MinJeong se acurrucó en el pecho de Jennie.

Jennie no durmió. Llevaba dos días sin dormir.

El dolor de su cuerpo disminuyó un poco, con el paso de las horas. Rosé sugirió, la mañana de ese día, hacerle curaciones, revisarle para saber si no tenía alguna herida. Pero Jennie tembló al escuchar la voz de su hija, hablándole directamente. Rosé no dijo otra cosa, aunque sus ojos parecieron romperse en dolor ante lo que significaba ese simple gesto por parte de su mamá: ella le tenía miedo.

No sólo llevaba dos días sin dormir, sino que también, dos días sin pronunciar palabra alguna.

SullYoon otra vez, se encargó de cocinar. Jennie sintió más dolor en su interior al ver a sus cachorras mayores encargándose de la casa, como si ellas fueran dueñas de ella. Como si MinJeong y ella fueran las hijas.

Pero no se movió. No podía salir de la cama.

JiSoo no dio indicios de vida el martes.

A Jennie no podía importarle. Una parte suya, esa pequeña parte que debía suprimir, murmuraba que era mejor eso, que quizás JiSoo no iba a volver jamás a esa casa, y quiso sentirse alegre, pero no hubo emoción alguna. Jennie sentía sus emociones como si le fueran ajenas, como si no le pertenecieran, viéndose a sí misma como un robot.

four seasons Ꮺ jensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora