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Se obligó a fingir que volvió a la rutina, a pesar de que su rutina se hubiera visto destrozada por completo

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Se obligó a fingir que volvió a la rutina, a pesar de que su rutina se hubiera visto destrozada por completo.

JiSoo hizo cada cosa que le dijo: al día siguiente, antes de irse a trabajar, le pidió su celular y las llaves del auto. Jennie se lo entregó todo con la vista baja y ojos llorosos, tratando de contener las lágrimas punzantes que morían por caer.

—Es lo mejor —le dijo JiSoo antes de irse—, ya lo verás, Jennie. Te lo prometo, es lo mejor.

Jennie ya no le creía nada. Absolutamente nada.

JiSoo no iba a cambiar jamás, porque era una alfa que la veía como su propiedad. ¿No se lo dijo esa noche? Se lo decía con cada dolorosa embestida.

Cuando llegaba la hora de dormir, no podía conciliar sueño alguno, tan consciente del cuerpo a su lado, poniéndose a temblar cuando lo sentía moverse. «Me tocará, me tocará, hoy me tocará», pensaba aterrada, y sin relajarse al ver que eso no ocurría, porque sabía que pasaría en algún momento.

Por eso mismo, cuando las mellizas se iban al colegio y JiSoo al trabajo, iba al cuarto de sus hijas mayores para ver a MinJeong envuelta en sábanas, y acostarse a su lado. Su cachorrita le hacía un espacio, abrazándola y dándole un beso en la frente, para segundos después volver a dormir un par de horas más. Era la única forma en la que Jennie recuperaba todo el sueño que estaba perdiendo al no poder dormir por las noches.

—Mamá —le susurró una mañana MinJeong, con esos ojos tan abiertos, como un pequeño ciervo—, mami...

—¿Sí, cariño? —le dijo, su cabeza doliendo por las ganas de dormir un poco más.

—Deberíamos huir — murmuró MinJeong—, sólo las dos, ¿eso no sería genial?

Sonrió apenas, suspirando al sentir un nuevo beso de su hija en su mejilla, antes de quedar dormida. Una semana después, le tocó.

Creía que tendría más tiempo, pero ¿cómo podía seguir siendo tan ilusa luego de lo que ocurrió? 

JiSoo acababa de llegar del trabajo, lo escuchó abrir la puerta. Las mellizas estaban en su cuarto, junto a MinJeong, estudiando para las últimas pruebas del colegio. Jennie se hallaba en la cocina, preparando la cena, frotando el puente de su nariz en un vano intento de alejar el dolor de cabeza cada vez más intenso.

—Hey, bebé —saludó JiSoo, entrando a la cocina.

Jennie no se volteó a verla, bajándole el fuego a la cocina.

—Hola —saludó en voz baja.

Hubo un silencio en la cocina. Jennie ya no hablaba más de lo necesario, sólo cuando lo consideraba necesario para no lucir como una mala omega. Sin embargo, a pesar del silencio, sabía que JiSoo la seguía mirando.

four seasons Ꮺ jensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora