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El día veintisiete de agosto, JiSoo despertó en la madrugada, con otra pesadilla sobre su mamá

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El día veintisiete de agosto, JiSoo despertó en la madrugada, con otra pesadilla sobre su mamá. Qué extraño, pensó, porque esos últimos días estuvo soñando demasiado con ella.

Se volteó, viendo a Jennie dormir a su lado, y con suavidad la despertó. La omega se quejó en voz baja, mientras que JiSoo miró la hora. Quedaban quince minutos para las siete de la mañana, así que tenían un poco de tiempo.

Abrazó a la omega por la cintura, escuchando su suspiro bajo, y le murmuró si podía hacerle el amor. Escuchó el gruñido afirmativo de Jennie, boca abajo contra las sábanas, así que no tardó en desnudarla de la cintura hacia abajo, entrando en su interior a los pocos segundos. El gemido suave de la más baja resonó en el cuarto, tratando de ahogar sus grititos con cada nueva embestida.

—Te amo —le susurró JiSoo, besándole el cuello, sobre su marca recién hecha—, mi linda, mi bonita omega, te amo tanto.

Jennie terminó saliendo de la cama varios minutos después, con el cabello despeinado, dándole un manotazo juguetón, para ir a hacerle el desayuno.

Con eso, JiSoo ya se sentía en las nubes. Hoy cumplía dieciséis años de matrimonio con Jennie, ¿tanto había pasado ya? JiSoo estaba muy feliz de que hubieran podido llegar a ese aniversario, considerando todas las cosas que pasaron los últimos meses.

Trató de eliminar ese hilo de pensamientos. JiSoo le recompensaría a Jennie cada error que cometió, la iba a llenar de regalos y amor, para que las cosas entre ellas siguieran mejorando y pudieran cumplir muchos años más de matrimonio. Las dos pasarían toda una vida juntas, estaba segura de eso.

Entró a la cocina, lista a los pocos minutos, viendo su té humeante y las tostadas en un plato, al lado, junto con el tocino. Jennie estaba limpiando la loza de la noche anterior, así que volvió a abrazarla por la cintura, contenta de olisquear su cuello impregnado en el aroma de la alfa.

—Ven, comamos juntas —le dijo, su voz suavecita y suplicante, y arrastró a Jennie a la mesa, sentándola en sus piernas—. ¿Sabes qué podríamos hacer en la noche?

La omega la abrazó por el cuello.

—No, ¿qué tienes pensado? —preguntó Jennie.

—Podríamos encargar comida —dijo JiSoo—, así no vas a tener que cocinar. Sólo deberías comprar algo para beber, nada más. Además, tendremos más tiempo para nosotras —la alfa le acarició su muslo derecho, el más apegado a su pierna—, para pasarlo bien con nuestras cosas... 

Jennie dejó que JiSoo besara su cuello otra vez, impregnándola en más olor alfa, pero no importaba para ella. De alguna forma, podía calmar a su enloquecido omega de esa forma, porque en menos de veinticuatro horas, escaparía para siempre de esa casa.

Pudo sentir la ansiedad burbujear en su estómago, así que sólo enfocó sus ojos en JiSoo, agarrándola de la barbilla para besarla. Podía sentir la felicidad de la alfa por sus acciones, sin embargo, no le interesaba desmentirlo. Necesitaba calmarse lo suficiente para lo que iba a hacer ese día.

four seasons Ꮺ jensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora