"Una rosa maltratada y un lobo solitario"
-¡Boom!... Se escuchaba el sonido de los cañones, las personas gritar, el olor de la pólvora impregnaba el aire, una nube espesa no dejaba nada a la vista, aquella época estaba sumergida entre conflictos, guerras y muerte, una ola de eventos horribles estaba golpeando, como olas furiosas al país, un mundo en donde la magia era esencial para determinar la guerra, pero entre tanta desesperación había una luz de esperanza y paz.
El coronel Gilbert, de la caballería nocturna, era una luz al final del camino, galopando su caballo, con su espada en la mano, un hombre con cabello azabache, tan oscuro como la noche y ojos azules como zafiros, con una mirada despiadada en el campo de batalla, su belleza era casi como una cuchilla, su cuerpo destilaba relámpagos carbonizando a cualquier enemigo, lo conocían como el "el lobo de la muerte". - Aquel ser era implacable en la batalla.
-¡Coronel!... Este es el reporte de Gallf. -Anuncio uno de sus subordinados entregándole la carta.
-Mm, veo que el general ha hecho algunos tratos con el reino del Este, ¡bien! Hay que dejarlo, que piense que no se nada, veremos cuanto le dura su osadía. -Asintió el coronel Gilbert con una mirada seria e indiferente, mientras apretaba la carta arrugándola con su mano.
-Coronel, coronel. -Agitado y con desesperación, llego hasta la carpa en donde se encontraba el coronel. -Ya ha llegado el embajador de Mayorm, lo está esperando en la sala de reuniones. Mencionó su amigo y mano izquierda Rem Carpor.
-Vaya, justo a tiempo. -Mencionó el coronel con una pequeña mueca. Mientras se dirigía a ver al embajador de Mayorm.
-Es un gusto conocer al lobo de la muerte, eres famoso entre las filas, los soldados de Mayorm piensan que eres un demonio, pero veo que eres un hombre de carne y hueso. No me malentienda coronel, sé que es implacable en el campo de batalla. -Asintió el embajador mientras tenía una sonrisa de oreja a oreja, creyéndose superior e intocable, mientras que miraba al coronel con indiferencia. -Este hombre no le tenía miedo a la muerte o tal vez aún no sabía con quién estaba hablando.
-Aquellos soldados que estaban cerca del coronel querían arrancarle la cabeza por su osadía hacía este.
-Puede hablar y sin rodeos, embajador. -Comento enviándole una mirada de seriedad como si no le importaba este ser, como si fuera un insecto el cual podría aplastar cuando él quisiera, pero su paciencia se estaba acabando, el coronel, ya se estaba molestando.
-Sin rodeos hablaré coronel. En el reino de Mayorm, somos fuertes pero compasivos. Así que estoy aquí para hacer un acuerdo. -Desenvolvió un pergamino con sus manos la cual tenia todos sus dedos llenos de anillos, hechos de diamantes. Entonces proclamo en voz alta.
1. El reino Arcarl, dará sus mujeres jóvenes y las más bellas, además de niños, como esclavos.
2. Nos darán parte de su armamento, eso incluye a sus soldados que estarán bajo las órdenes del reino de Mayorm.
3. La fórmula de fabricación de la seda y una rendición total, aparte de devoción absoluta así el reino de Mayorm. Solo con esos términos estamos dispuestos a cesar y mantener una paz entre ambas naciones. -Con pretensión y arrogancia pronunciaba el embajador, envolviendo el pergamino y estirando su mano con este en dirección al coronel, creyéndose superior a estos, sin pensar que estaba provocando a una jauría de lobos.
Todos estaban furiosos por las palabras dichas por el embajador. La rabia se podía apreciar en sus rostros, todos empezaron a gritar, queriendo matarlo por su insulto.
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La dama fea: Corazón Escarlata
RomanceEn un tiempo donde la guerra era tan continua, donde la muerte tocaba puertas, donde los valientes luchaban y donde los mas astutos ganaban. Un tiempo donde el gran coronel apodado como la muerte, era un hombre hermoso, con una fuerza e intelecto qu...