En un tiempo donde la guerra era tan continua, donde la muerte tocaba puertas, donde los valientes luchaban y donde los mas astutos ganaban.
Un tiempo donde el gran coronel apodado como la muerte, era un hombre hermoso, con una fuerza e intelecto qu...
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—Aquellos espectadores quedaban aún asombrados, pero ese extraño color de cabello, nunca se había visto y se tomaba como mala suerte, pero en este caso era digno de ser admirado.
—¿Usted sabía de esto Señora Doris?—Pregunto el Doctor con la mirada fija en ella.
—¡No! No me imaginaba que tenía un hechizo en cima, para ocultar su aspecto. —Respondió la Señora Doris, desconcertada.
—Es lo que creí. Este no es un hechizó común, no cualquiera puede hacerlo... Pero ¿Por qué querrá ocultar su apariencia? —Se preguntaba el Doctor.
—¡Toc, Toc! Se escucharon golpes en la puerta.
La Señora Doris se acercó a esta para abrir, pues creía que era el Coronel.
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—¿Qué está pasando aquí? —Pregunto el mayordomo, mientras entraba de una forma tan abrupta a la habitación. Pero se quedó incrédulo al ver a una joven acostada en la cama del Coronel.
—¡Señora Doris!... ¿Quién es esta señorita y que está haciendo en la habitación del Coronel? —Pregunto el mayordomo molesto, ante tal situación. Pero quedo un momento en silencio al ver semejante belleza reposando en la cama y tocando las sabanas del Coronel, pues se le hizo un nudo en la garganta y su mirada se volvió muy sombría.
El Doctor Song se encontraba parado observando la situación y miro directamente al mayordomo, listo para explicar la situación.
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