En un tiempo donde la guerra era tan continua, donde la muerte tocaba puertas, donde los valientes luchaban y donde los mas astutos ganaban.
Un tiempo donde el gran coronel apodado como la muerte, era un hombre hermoso, con una fuerza e intelecto qu...
Scarlett estaba en su habitación, pues era su día de descanso. Toda la servidumbre tiene los sábados libre, solo si no tendría ningún evento especial del castillo.
Ella no paraba de leer el libro que el señor Gilbert tan amablemente le había regalado, le parecía fascinante e inspirador, pero muy duro, lo que no estaba lejos de la realidad, puesto que la vida en sí era muy dura y más para una señorita sin posición ni familia. Se tambaleaba de un lado para el otro leyendo el libro. Mientras caminaba, se acercó a la ventana, mientras los rayos del sol tocaban aquellas páginas del libro. Sus dedos rosaban estos con delicadeza mientras lo cerraba con una sonrisa en sus labios.
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¡Pon, pon! se escucharon golpes en la puerta.
Scarlett se dirigió a abrir, mientras dejaba el libro sobre la cama.
—¡Un momento! —dijo Scarlett mientras se acomodaba el uniforme para poder atender a quien estaba tocando.
Mientras abría la puerta, se percató de que estaba tocando a la señora Doris, la cual sonrió alegremente.
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—¡Buenos días, señorita Scarlett!
—¡Buenos días , señora Doris! ¿Se le ofrece algo? — Pregunto a Scarlett.
—Solo estoy aquí para saber si nos vas acompañar a desayunar, todos están en el comedor. Tan bien quería preguntarte si vas a la celebración que hay en el pueblo, por el Dios Fulgur, en realidad es el inicio de la celebración como tal que dura 3 días.
—Los acompañaré al desayuno. —exclamó Scarlett mientras salía de su habitación. Ambas platicaban sobre el inicio de la celebración que se llevaría a cabo ese día.
—Estoy emocionada por el festival, lo más hermoso es el árbol del Dios, en donde se dice que él cayó al llegar a la tierra.
—He leído sobre ese tema en los libros una leyenda sobre el amor y el sacrificio. Es inquietante saber que la curiosidad puede llevar a caminos difíciles, hasta separarnos de nuestros seres queridos; al parecer, los dioses no son diferentes de nosotros. Dijo Scarlett mientras caminaba junto a la Señora Doris.
