CAPÍTULO IV

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"Atenciones y propuestas inesperadas"

Una vez en el comedor, se podía sentir la tención, la mirada penetrante que Alexandra le lanzaba al Doctor Pad era evidente, sus pequeños dedos apretaban el mantel de la mesa con fuerza, pero el doctor no apartaba la mirada ni un solo instante de Scarlett, aquella estaba con la mirada agachada viendo los cubiertos, pero en su mente estaba planeando como salir de esta situación tan incómoda. Ver a dos amantes de esta manera era bastante agotador para Scarlett, pero ya había descubierto el porqué de la situación en la que se encontraba.

Alexandra debió haberse terminado de divertir con el Doctor, sin posibilidad de desquitarse abiertamente con ella y exponerla, no era una opción, primero, la gente le creería a ella antes que a él y segundo, ella es la hija del general de Arcarl, así que esa solución estaba descartada, otra seria que dirigiera toda su atención a su hermana mayor, más claramente hacia mí, así podría molestarla hasta el punto de desquitarse sin llegar a un escándalo y ventilar ciertos detalles que los involucrarían a ellos dos, así que esa opción es la más factible, pero el Doctor estaba olvidando algo, no dejaría que me usaran, no soy un mueble o un juguete, yo también lo usaré, para desquitarme un poco de Alexandra, aunque eso conlleve a unos fuertes castigos. Pero no sería recomendable hacerle caso al Doctor, sé muy bien lo calculadora que es Alexandra, me hará ver a mí como la villana y dirá que yo soy la que tengo el romance inapropiado con el Doctor, esa era la opción que menos me convendría a mí, no solo por los castigos, sino que le daría la oportunidad a Alexandra de matar a dos pájaros de un disparo. Envuelta en sus pensamientos mientras sujetaba los cubiertos, bañados con oro blanco, no se percató que el Doctor la estaba llamando.

¡Mi Lady! ¿Se encuentra bien? —Pregunta el Doctor Pad con duda. —He estado llamándola por unos segundos.

—Discúlpeme, he estado un poco distraída. —Respondió Scarlett, educadamente.

Le decía que ahora que la guerra termino y he sido invitado al debut de la señorita Alexandra, me gustaría que fuera mi pareja en la celebración de su hermana. Espero no ser muy atrevido, con esta solicitud. —Expreso el Doctor Pad, mientras estiraba su mano para tomar la de Scarlett.

—Muchas gracias Doctor por el ofrecimiento, pero tendría que declinar, no soy muy abierta los bailes y creo que lo más conveniente sería no asistir, mi salud es poco delicada, espero no ofenderlo. — respondió Scarlett, mientras retiraba su mano, dando entender que rechazaba en forma elegante al Doctor.

No sabía que su salud era delicada, pero si gusta, podría revisarla. —Comento el Doctor, mientras procedía a levantarse de su asiento y se acercaba a Scarlett.

Conforme el Doctor se iba acercando, la inquietud en ella se hacía presente y el nerviosismo de a poco a su cuerpo. A qué punto, no sabía como cortar aquellas atenciones que le era brindada por parte del Doctor. Y es que el destino suele ser raro a veces, o solo le encanta jugar con las personas. Porque ahí, mientras ella evitaba el dolor que le era infligido por otros no volvería a suceder, esta nueva persona de manera ignorante la llevaba a una muerte segura o solo su tormento personal. Qué desgracias pueden ser las personas aun sin querer serlo.

Al otro lado del lugar se encontraba Alexandra, aun presenciando la escena que aun ante sus ojos se daba. Y como lo bueno nunca dura... o lo que se podría entender como casi bueno, si fueran en otras circunstancias.

—Mi hermana ha estado enferma. Su salud ha sido delicada, pero no se preocupe, otro Doctor la está atendiendo. —Pronuncio Alexandra, con su típico tono amable para todo aquel ignorante en su campo de visión. Mientras procedía a lanzarle una mirada a Scarlett que la dejo inquieta.

La dama fea: Corazón EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora