"QUERIDAS MADRES."

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ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ ᴍÁꜱ ᴘᴜʀᴏ Qᴜᴇ ᴘᴜᴇᴅᴇ ᴇxɪꜱᴛɪʀ ᴇɴ ᴇꜱᴛᴇ ᴍᴜɴᴅᴏ, ᴇꜱ ᴇʟ ᴅᴇ ᴜɴᴀ ᴍᴀᴅʀᴇ ᴘᴏʀ ꜱᴜꜱ ʜɪᴊᴏꜱ

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ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ ᴍÁꜱ ᴘᴜʀᴏ Qᴜᴇ ᴘᴜᴇᴅᴇ ᴇxɪꜱᴛɪʀ ᴇɴ ᴇꜱᴛᴇ ᴍᴜɴᴅᴏ, ᴇꜱ ᴇʟ ᴅᴇ ᴜɴᴀ ᴍᴀᴅʀᴇ ᴘᴏʀ ꜱᴜꜱ ʜɪᴊᴏꜱ.
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Aegon se sentía confundido, ¿qué mierda está pasando? ¿Acaso soy un bebé? ¿Mi madre es Rhaenyra? Miles de preguntas invadieron su mente. Trato de levantar su cabeza pero sintió la pesadez de su cuerpo atarlo al cunero.

Quería expresar lo que sentía, así que lo único que se le ocurrió fue hacer un berrinche. Lloro tan fuerte que Rhaenyra entró a la habitación furiosa, pues la Targaryen pensaba que le habían hecho algo a su pequeño niño.

Le dolía la garganta de tanto que había llorado, pudo ver un rostro conocido asomarse en el borde de la cuna, y sonreír. Agitado sus manitos al aire esperando ser tomado por aquella mujer que lo había alumbrado.

— Ven aquí mi pequeño dragón. — tomó a su hijo en brazos y lo arrulló esperando que este se calmara. — Tranquilo, nada te pasará conmigo mi amado niño. — dijo con tranquilidad y amor.

Aegon sintió su corazón hacerse pequeño, por primera vez sentía lo que era realmente ser un hijo deseado, ser amado y protegido por una madre. Pero al mismo tiempo la culpa lo carcomió por dentro.

El recuerdo de ver a la que fue un día su hermana ser quemada por Syrax y luego alimentar a su dragón con sus restos, — ¡Dios! ¡Que cruel! — Sintió un gran nudo en su garganta, y un dolor enorme en su pecho.

Sus manitos se aferraron a su madre, la cual lo miraba desconcertaba pues no sabía cual era el mal que atormentaba a su pequeño hijo. Aegon sintió que no merecía aquella segunda oportunidad.

— ¿Los dioses me estarán castigando? — pensó el pequeño para si mismo.

Se sentía roto, culpable por todo lo que había hecho. Porque había un lado de él que siempre espero que todo acabara, una parte en donde pensó que podría prenderle fuego hasta la lluvia y llorar en tranquilidad porque sus pecados fueron perdonados.

Mientras sentía las cálidas manos de Rhaenyra rozar sus mejillas aquel pequeño pensó, "todo es una mentira." La arroje a las llamas y deje que se quemara sin importar. Cuánto dolor, cuanta maldad, cuánto egoísmo.

Se aferró con fuerza a su pasado, las imágenes de todo lo que había hecho, del desastre que causó ser tan débil, tan manipulable, tan estúpido. Cerró sus ojos sintiendo la oscuridad llevarlo al vacío y por un momento sintió como si su alma volviera a dejar su cuerpo.

𝐄𝐋 𝐏𝐑Í𝐍𝐂𝐈𝐏𝐄 𝐐𝐔𝐄 𝐃𝐄𝐁𝐈Ó 𝐒𝐄𝐑.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora