Aegon II Targaryen, el primer vástago del rey Viserys Targaryen y su esposa, la reina Alicent Higthower.
Aegon, "EL USURPADOR" "EL BORRACHO" fue el triste legado que dejó sin precedentes. Una lágrima salió apresurada del rostro del joven rey cuand...
Los maestres salían con presurancia de la estancia del príncipe consentido de la corona, la flota Velaryon había atracado en las ruda bahía de Aguas Negras mientras su capitán se encargaba de cortar cabezas. Lord Corlys había atemorizado a media ciudad así como a todos aquellos que laboraran dentro de los muros de Reed Keep, se decía que por cada día que el príncipe Aegon cayó en su sueño profundo, su abuelo paterno cortaba diez cabezas.
La princesa Rhaenyra y su señor esposo Ser Leanor se habían encargado de sellar la Fortaleza, cada maestre, sanador y curandero más allá del mar estrecho fue traído a la capital. Se dice que el príncipe Canalla hizo una cacería en la ciudad de Oldtown luego de que Ser Otto Higthower fuera mencionado por uno de los sospechosos durante la tortura.
La hora del búho era un presagio de mala fortuna cuando la lluvia se desató en la capital, la tierra tembló y el rugió de un dragón hizo que la piel de todos dentro y fuera de la fortaleza se enchinara; el lord comandante de los capas blancas fue el primero en presentar sus respetos ante la mujer que anunciaba su llegada.
— Princesa. — hizo una corta reverencia manteniendo su temple aún bajo la lluvia. — Su majestad la espera en la estancia. — informó.
La mujer asintió para emprender camino y perderse entre los escalofriantes y fríos pasillos de Reed Keep hasta llegar a las estancias donde el rey la esperaba, ni siquiera profesó palabra alguna cuando su llegada fue anunciada.
— La princesa Rhaenys Targaryen, señora de Driftmark. — anunció Ser Harwin a la mujer mientras las puertas eran abiertas en su totalidad dejando ver a la mujer de un semblante cerio.
— Primo. — saludó esta mientras se adentraba.
— Prima, me da gusto que estés aquí. — sonrió el cansado rey. — ¿Vino? — preguntó.
— No, gracias. — negó la mujer tomando asiento junto al rey. — ¿Dónde está Daemon? — preguntó la mujer pasando su mirada por la habitación.
— Me temo que mi hermano se ha encarecido en Oldtown, al parecer el nombre de Otto fue mencionado por uno de los ejecutados. — respondió Viserys sin despegar sus ojos de la copa en sus manos.
