"EL PRÍNCIPE CONSENTIDO DE LA CORONA."

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ᴠᴏʏ ᴀ ʜᴀᴄᴇʀ ᴄᴜᴀʟQᴜɪᴇʀ ᴄᴏꜱᴀ ᴘᴏʀ ᴛɪ, ᴘᴀʀᴀ ᴠᴇʀ ᴛᴜ ꜱᴏɴʀɪꜱᴀ

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ᴠᴏʏ ᴀ ʜᴀᴄᴇʀ ᴄᴜᴀʟQᴜɪᴇʀ ᴄᴏꜱᴀ ᴘᴏʀ ᴛɪ, ᴘᴀʀᴀ ᴠᴇʀ ᴛᴜ ꜱᴏɴʀɪꜱᴀ.
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Cuando el sol se ocultó sobre King's Landing, las risas de un pequeño de casi una luna completa resonaron. El pequeño príncipe Aegon jugueteaba en los pasillos de la fortaleza roja, sus carcajadas dejaban a todos encantados.

"El príncipe consentido de la corona." Así llamaban al primogénito de la heredera al trono de hierro, el cual se regocijaba de tener toda la atención de sus progenitores, abuelo y la corte entera. Aegon era un niño vivaz, aunque contaba con sólo once lunas, pronunciaba sin dificultad varias palabras, además de ser exigente y demandante.

El rey Viserys gozaba de darle siempre lo mejor a su adorado nieto, el cual cuidaba con recelo. Siempre se le veía cargando en un brazo al pequeño Aegon y en el otro a la dulce Helena. El corazón y las manos del rey estaban llenas de amor por sus pequeños niños.

Aquella noche no era la excepción alguna, Viserys era el causante de la risa avivada del niño, el rey había mandado a tallar un par de dragones de madera, caballos y una espada. El niño el cual jugaba con constancia con sus posesiones mientras veía a su gracioso abuelo seguirle el ritmo.

— Entonces mi valiente príncipe dragón, ¿me matarás ahora? — pregunto con gracia el rey.

El niño tomó la espada en sus manos y golpeó con suavidad a su abuelo, el cual cayó de rodillas al suelo fingiendo su muerte. El pequeño príncipe se rio a más no poder.

— Adiós mundo cruel. — pronuncio el rey mientras se tendía en el piso.

Aegon no podía aguantar la risa con la actuación tan exagerada del su abuelo Viserys. El niño sacudió sus manos con alegría mientras se carcajeaba por la situación.

Rhaenyra entró a la habitación con una mamila en la mano, y sonrió al ver a su padre jugando con su pequeño niño, Aegon se removió demandó la atención de su madre, extendió sus manos para que su progenitora lo tomara en brazos, y la joven no lo dudo ni un segundo.

— Creo que estás mimando demasiado a Aegon. — hablo Rhaenyra a Viserys, haciendo que este parara de fingir estar muerto.

— Nunca es demasiado para mi adorado nieto. — acarició la melena plateada del pequeño y sonrió. — Además, no puedes juzgar a tu viejo padre, tu haces lo mismo con él. — acusó el rey a su hija.

— Soy su madre, es obvio que lo consentiré siempre. — respondió la joven acuñando al pequeño en su pecho.

— Es mi primer nieto, el hijo de mi hija adorada. Mi heredera, la niña de mis ojos, y la hija de la mujer que mi corazón siempre amará. Mi amada Aemma. — expresó el rey y Rhaenyra sonrió con dulzura.

𝐄𝐋 𝐏𝐑Í𝐍𝐂𝐈𝐏𝐄 𝐐𝐔𝐄 𝐃𝐄𝐁𝐈Ó 𝐒𝐄𝐑.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora