"LA ANHELADA FELICIDAD."

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ꜱᴏʟᴏ ᴛÚ, ɴᴏ ɴᴇᴄᴇꜱɪᴛᴏ ᴍÁꜱ

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ꜱᴏʟᴏ ᴛÚ, ɴᴏ ɴᴇᴄᴇꜱɪᴛᴏ ᴍÁꜱ. ᴛᴇ ᴀᴅᴏʀᴀʀÍᴀ ʟᴏ Qᴜᴇ ᴅᴜʀᴇ ʟᴀ ᴇᴛᴇʀɴɪᴅᴀᴅ. ᴇʀᴇꜱ ᴛᴀɴ ᴘᴇʀꜰᴇᴄᴛᴏ ᴘᴀʀᴀ ᴍɪ.
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Los pasillos de la fortaleza roja eran un caos, sirvientes iban y venían, especialmente a las afueras del enorme castillo rojo. El ejército se preparaba para salir del puerto, cuarenta barcos dados por la corona, todos ellos para luchar en los Peldaños de piedra.

En la habitación de la heredera al trono de hierro, un castaño y una peli platinada parecían tener una conversación fructosa. Aegon quien fue interrumpido de su placido sueño, se limitó a llorar para poder escuchar lo que estaba pasando.

— Él ni siquiera me toca, ¿qué puedo hacer con un hombre que no me desea? — pregunto la joven con tristeza.

— Me compadezco de su tristeza princesa, quizás deba darle tiempo a Ser Laenor, y sus gustos se vuelvan más apetecibles. — trató de confortar aquel hombre a la joven.

— ¿Cambiar? — esta se esbuzno un risa burlesca. — Mi primo y yo compartimos los mismos gustos por las vergas, Ser Harwing. — está se acercó al hombre. Tengo la difícil la tarea de procrear hijos para la corona, tantos como sea posible. Es la tarea que insensatamente se me recuerda. — ella rodó los ojos. — ¿Cómo haré tal cosa, con un marido que se niega a cumplir su deber? — cuestiono.

— Debe darle tiempo princesa, Ser Laenor necesita también un heredero para Driftmark. — el junto sus manos con los de la joven y la miro. — Usted sabe que siempre le serviré fielmente.

— Yo lo sé, tal vez.... — ella se limitó, pues sentía los nervios a flor de piel. — ¿Porqué vuestro padre nunca pidió mi mano en matrimonio? Quizás ahora no tendría que estar atada a un hombre que no me ama, ni me desea. — escaneo cada parte del castaño.

— Quizás en otra vida podemos ser felices juntos princesa. – sus rostros se acercaron a pocos centímetros de unirse sus labios, pero el llanto de un bebé los hizo separarse de inmediato.

Aegon se removían con violencia de su cunero, agitó sus manos y lloró fuerte. El niño, fue tomado por su madre, Rhaenyra quien no entendía que le pasaba sus preciado hijo entró en desespero.

— ¿Qué sucede cariño? Shhh, shhhh. Tranquilo, mamá está aquí. — ella lo atrajo a su pecho con dulzura tratando de consolarlo.

Aegon levantó su cabeza, sus ojos violetas se clavaron en el escudo juramentado de su madre, Ser Harwing sintió un frío recorrer su cuerpo, y por un momento pensó, "será que el habrá entendido todo." La sola idea de esto causó preocupación en el Strong, quien salió de la habitación de inmediato.

El pequeño niño había conseguido su objetivo, no podía permitir que Rhaenyra volviera a procrear "bastardos," le dolía decir esa palabra en su interior, pero al realidad es que si él quería protegerla de las habladurías y hacer su reclamo fuerte, debía hacer que Laenor se encamara con ella y lograra quedar en cinta.

Pronto el anhelo de su corazón fue escuchado, Ser Laenor entró a la habitación con una semblante caído, pero pronto su felicidad se vio cuando el pequeño Aegon lo llamó con anhelo.

— ¡Papá! ¡Papá! — el niño extendió sus brazos para ser tomado por el joven.

— Ven aquí mi dulce dragón de mar. — besó la coronilla de su preciado príncipe y sonrió. — Debes portarte bien mi niño, y sobre todo proteger a mamá de cualquiera que quiera hacerle daño. — dijo.

Aegon asintió, aunque aún era pequeño comprendía cada cosa que le decían, obviamente era un adulto atrapado en el cuerpo de un niño. Laenor lleno a su hijo de besos, el niño reía a más no poder por el cosquilleo.

El pequeño príncipe pensó para sí mismo, "este es el momento perfecto." Así que dirigió la mirada hacia su madre, tomó la mano de su padre y la apuntó en dirección a ella. Con su mirada inocente hizo que su padre se acercara a su madre, y entonces sonrió con picardía.

— ¡MUA! ¡MUA! — imito los besos de su padre para con él, y dirigió su mirada a su madre. Rhaenyra quien pensó que el pequeño solicitaba ser mimado por ella, quiso depositar un cálido beso en las mejillas del niño. Pero Aegon se corrió enseguida haciendo que los labios de su madre y padre se unieran en beso.

El niño aplaudió con felicidad ante aquella escena, Rhaenyra y Leanor saborearon el sabor de sus labios por primera vez, la joven se apartó con un poco de pena con el rostro ruborizado. Mientras la mirada desconcertante del Velaryon se posaba en su rostro.

— Lo siento, yo no quería... — la joven tenía su cabeza baja, y su mirada irradiaba pena.

Laenor quien parecía confundido, pero también gustoso la tomó de la mano, y sonrió.

— No te preocupes Nyra, somos esposos, es normal este tipo de comportamientos entre nosotros. — el sonrió y se acercó a ella, depositó un cálido beso en la comisura de los labios de la joven. — Quizás sea momento de darle algo de compañía a Aegon. — dijo con el rostro iluminado.

— Creo que si. — la joven devolvió la sonrisa y miró a su esposo con devoción y deseo por primera vez.

— Pediré a las nodrizas que lleven a Aegon al jardín. — el joven entregó a sus pequeños hijos en los brazo de la madre, para salir en busca de las mujeres.

Aegon sonrió de oreja a oreja, al parecer su cometido se estaba logrando, no pasó mucho cuando una de las damas que lo cuidaban entró a la habitación seguida por su padre. El niño extendió sus brazo hacia Miriam, su nodriza más querida y fue tomado por ella.

Dio una última mirada a sus progenitores, y sonrió gustoso al ver la cercanía entre entre ambos, y esas sonrisas de complicidad puestas en sus rostros. Agitó sus manitas para despedirse, y cuando el umbral de la puerta fue traspasado, pudo escuchar las risas pícaras de su padre y madre.

𝐄𝐋 𝐏𝐑Í𝐍𝐂𝐈𝐏𝐄 𝐐𝐔𝐄 𝐃𝐄𝐁𝐈Ó 𝐒𝐄𝐑.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora