5. Yo también quiero un besito.

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A la cuarta copa dejo de notar la mirada de Jaden sobre mi nunca. O al menos, hago como que no la noto.

Es disimulado, pero cada vez que mi cabeza se gira en su dirección, él aparta la mirada mientras una sonrisa engreída se dibuja en sus labios. Nadie parece darse cuenta de nuestra guerra de miradas y lo agradezco.

Estoy confusa por su actitud, por su pasotismo inicial y por sus miradas penetrantes que amenazan con desestabilizarme.

Se está comportando igual que cuando nos conocimos por primera vez: como un auténtico imbécil, mirándome con aquella sonrisita como si yo fuera un juguete.

Sonrisa que conseguí borrar cuando le solté el primer de muchos insultos. Ya me tenía harta.

Recordar lo vivido con Jaden anteriormente hace que una sensación de desagrado se instale en mi pecho.

Nunca nadie me había sacado tanto de mis casillas como él y parece que eso no había cambiado.

Me centro en mis amigas y en nuestro baile. Estamos frente al escenario, rodeada de personas desconocidas bailando al ritmo de la música. Sin perder a nuestros amigos de vista, que están a varios metros de distancia hablando entre ellos mientras siguen bebiendo.

Doy un sorbo a mi copa mientras sigo bailando, muevo el cuello echando parte de mi pelo castaño hacia atrás y les sonrío a mis chicas que me acompañan mientras mueven sus caderas.

Intento con todas mis fuerzas no girar mi cabeza en su dirección, lo intento, pero no lo consigo.

Tiene la espalda levemente apoyada en la barra de aquel puesto de bebidas, da un trago al contenido de su vaso de plástico mientras sus ojos me observan sin ningún disimulo.

Mis amigos están alrededor de él, hablando entre ellos pero Jaden parece no querer participar en aquella conversación. Su interés recae como agua fría sobre mí.

No dudo en bajar mis ojos de los suyos hasta su cuerpo, me fijo en la camisa negra semi abierta que deja a la vista varios tatuajes de su pecho, me fijo en su brazo izquierdo completamente tatuado hasta los nudillos y cuando vuelvo a subir aparto la mirada al ver que esa sonrisa engreída a vuelto a sus labios.

No lo soporto.

Y lo que menos soporto es que esté tan bueno. Con 16 años ya apuntaba maneras pero ahora, 10 años después, es otro nivel.

Niego con la cabeza borrando esos pensamientos de mi mente, ¿Está bueno? Sí, pero también es muy gilipollas y eso le quita todo el encanto.

Me muerdo el interior de mi mejilla intentando no sentirme intimidada por su presencia. Mentiría si digo que no estoy algo cohibida, pero me repito a mi misma una y otra vez que no tengo que darle importancia.

Jaden no es nada en mi vida, nunca lo fue y tiene que importarme 3 mierdas su presencia.

Paso mis ojos hacia Luca que al notar mi mirada me sonríe de forma seductora y le hago ojitos. Es en él en quien tengo que enfocar mi atención, no en el otro imbécil.

Veo como mi militar buenorro comienza a andar en nuestra dirección mientras se sube las gafas de sol y las deja reposar en su cabeza.

Está guapísimo bajo el atardecer y me muerdo el labio al comprobar cómo su trabajado abdomen asoma por debajo de su camisa abierta.

Cuando está a escasos metros de nosotras, comienza a moverse al ritmo de la música y le damos espacio para que se una a nosotras.

Entra en nuestro círculo y baila mientras todas gritamos como si de un stripper se tratara.

El deseo de odiarte por siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora