37. Se acabó.

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Me siento en la cama, derrotada y cansada mentalmente por todo lo que ha pasado en menos de 24 horas.

Cuando parece que las cosas van a aclararse, sale algo que me confunde todavía más.

Me duele la cabeza de tanto pensar. No puedo evitar crear todas las teorías posibles en mi cabeza y sé que ninguna es la correcta.

Jaden parece cargar con algo de lo que no puede escapar, algo lo atormenta y todas las alertas me dicen que si no me alejo de él, yo también acabaré cargando con ello.

Pero quiero saber que es lo que le pasa, quiero averiguarlo, ayudarlo joder. Quiero saber que lo frena.

Pero él parece estar intentando alejarse de mí, aunque sus acciones y sus ojos me digan lo contrario, aunque ninguno queramos. Debemos alejarnos.

Pero es difícil, Jaden ya es parte del grupo y yo no quiero apartarlo. No quiero que mis amigos tengan que elegir entre los dos.

Él no lo hizo hace 10 años con los suyos, no lo voy a hacer yo ahora.

Isabella me saca de mis pensamientos cuando entra a la habitación y se queda en la puerta, mirándome, esperando a que diga algo.

¿Le habrá dicho Jaden que he escuchado la conversación? Seguro que sí, si no que cojones hace aquí.

—Lena.. —Comienza a decir la rubia. La corto con una mano, no quiero escuchar nada, ahora me toca hablar a mí.

—Eres una sinvergüenza Isabella. —Comienzo a decir. —¿Cómo te atreves a decirle eso? Te consideraba mi amiga. —Niego con la cabeza mientras la decepción me invade de nuevo.

—No sé que has escuchado exactamente Lena.

—Le has dicho a Jaden que tal vez seáis vosotros lo que tengáis que tener algo. —Escupo.

Isabella abre los ojos sorprendida y niega con la cabeza mientras intenta acercarse a mí.

Me levanto, no quiero que me toque.

—Ha sido una broma, Lena tienes que confiar en mí.

—¿Qué confíe en ti? ¿Después de decirle eso? ¿Cuándo llevas detrás de él todo el día? ¿Cuándo me has dicho que no sé valorarlo? —No puedo mantenerme callada, no puedo.

—Te he dicho lo que pienso. —Alza la barbilla y me mira como si la que está cometiendo el error soy yo y no ella.

—Pensaba que te conocía, pero ya veo que no. —Suspiro y ante su mirada, comienzo a recoger mis cosas y meterlas en la maleta.

Ya he tenido suficiente, necesito salir de aquí.

—¿Qué haces? —Me pregunta sorprendida.

—He llegado a mi límite. —Digo sin más.

—Venga ya, vamos a hablarlo. —Insiste.

—No Isabella, no tengo nada más que hablar contigo. ¿Oliver lo sabe? ¿Sabe que quieres follarte a su mejor amigo? Tal vez debería saberlo. —Amenazo mientras la fulmino con la mirada.

—Deja que te lo explique. —Súplica.

—¡Que no quiero escucharte joder! —Grito y sin volver a mirarla termino de meter las cosas y agarro la maleta.

Me pongo un vestido y salgo de la habitación a toda prisa pasando por el lado de la que creía que era mi amiga.

La escucho detrás mía, insistiendo de nuevo pero no la escucho, sólo quiero irme de esta puta casa y encerrarme en mi habitación.

El deseo de odiarte por siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora