El deseo de odiarte por siempre.

46. Te quiero.

En cuanto Oliver se marcha, Jaden se gira hacía mí, se acerca lentamente y me apoyo en la pared mientras aprieto mis puños.

Estoy dolida, siento la traición de Isabella como si fuera un puñal en mi pecho.

Podría haber soportado que a ella le gustara Jaden, podría haber soportado cualquier cosa, menos esto.

Esa mujer, Amanda, quiere hacerme daño y ni siquiera sé los motivos. Isabella ha sido sus ojos todo este tiempo, le ha contado sobre mis sentimientos, sobre mi vida.

Me estremezco al pensar en cómo he podido confiar en ella, en cómo he abierto mi corazón por primera vez y todo parece haberse ido a la mierda.

Los secretos, las mentiras, las traiciones. No puedo soportarlo más, necesito que Jaden me lo diga todo de una vez.

Cuando está a escasos metros de mí, alzo mi mano para detener su paso. No puedo dejar que invada mi espacio, debo tener la mente lo más clara posible para hablar.

—Creo que ya es hora de que me cuentes que ocurre. —Musito mientras nuestros ojos se encuentran entre la tenue luz de aquel callejón.

—Lo sé. —Se apoya en la pared del frente manteniendo una distancia prudencial conmigo cosa que agradezco en estos momentos. —Dime que quieres saber.

—¿Quién cojones es Amanda? —No me ando con rodeos, quiero ir al grano, quiero saberlo todo y después preguntarle por nosotros. A pesar de comprobar que Isabella es una mentirosa, sigo dudando de lo que me dijo. Sigo teniendo miedo de que sea verdad.

—Amanda es la mujer que pensé que me había salvado la vida después de la muerte de mi hermano Thomas, pero me metió en un mundo del que no puedo salir, un mundo al que no estoy dispuesto arrastrarte. —La sinceridad de sus palabras me golpea con fuerza, asiento mientras lo miro.

—Dime más. —Exijo.

—Cuando mi hermano murió, me sentí responsable de su muerte, mis padres se han encargado de recordármelo cada día, que él no está por mi culpa, que pude hacer algo en lugar de mirar. Estaba perdido, la ira y la tristeza me consumían y entonces la conocí. —Me estremezco cuando sonríe de una forma amarga. —Me mostró una manera de canalizar toda esa ira, la pelea. Todo comenzó como una prueba, pero me sentía tan bien partiéndole la cara a todos esos tíos, me sentía tan poderoso y las apuestas a mi favor se dispararon. Amanda ganó mucho dinero, más del que ya tiene.

Contengo el aire. Ahora todo parece encajar poco a poco. Jaden ha peleado hoy, por eso tiene el labio partido, por eso le ha preguntado a Axel si me lo ha ofrecido, si me ha inscrito. Estaba asegurándose de que yo no pudiera pelear en esas peleas, de que no descubriera su secreto.

—¿Estás enamorado de ella? —Susurro y Jaden niega con la cabeza. Se despega de la pared y comienza a andar, esta vez, no lo detengo.

—Me sedujo, es cierto. Creí que estaba en mi mejor momento, me metió en las drogas, en el alcohol y en el sexo desenfrenado. Y entonces, apareciste tú. —Se detiene a escasos centímetros de mí y me permito oler su perfume.

Alzo la vista para mirarlo, para ver de verdad al Jaden que tanto quiere ocultar, para verlo por primera vez sin nada que lo proteja de mí y de la verdad.

—Pero Isabella... —Comienzo a decir, intentando debatir sus palabras con las de la que era mi amiga, aún pensando que de todo lo que me dijo, algo sería verdad, pero Jaden no me deja terminar.

—Déjame acabar, por favor. —Asiento y él suspira pesadamente, traga saliva mientras cierra los ojos con fuerza y cuando los abre, me mira de pleno. —Después de verte en esa playa algo se movió dentro de mí y no quise hacerle caso, así que seguí yendo a pelear, seguí drogándome y seguí follando con ella, intentando borrar tu nombre de mi cabeza. Pero no te ibas, estabas presente en cada puñetazo que daba, en cada pelea que ganaba, estabas presente incluso cuando estaba con ella. Comencé a estar más distante con Amanda, comencé a alejarme de ese mundo por ti y ella pareció darse cuenta. Joder. —Se aleja de mí y noto como su voz se rompe. Se gira para darme la espalda.