Capítulo 28

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Pasamos un fin de semana increíble pero como dicen todo lo bueno termina pronto.

Respecto a lo de la piscina, al final si pudimos usarla y le dimos mucho uso sexual también.

Sentía que Benjamín ahora me deseaba mucho más que antes y a mi me pasaba igual con él.

Tal vez el tema de la prohibición hace que me guste mucho más sexualmente aunque.. llevo enamorada de él dos años en secreto.

De todas maneras la pasé muy bien.

Me despedía de Benjamín, dándole besitos en su cara repetidamente mientras le tenía agarrado de su barbilla y él se dejaba hacer.

Pegamos frente con frente, él se puso triste de repente mientras que suspiró profundamente.

-Odio esto.-dijo en un tono de pesadez por la tristeza.-

-Hay que aguantar un poco más.-dije.-

Él asintió lentamente, despejó su frente de mí y me tocaba mi cara.

-Intentaré verte antes del próximo finde si no.. tendremos que esperar hasta el viernes.-

-De acuerdo.-

Benjamín de repente me besó y le seguí el beso por segundos hasta que me apartaba de ellos.

-Me tengo que ir ya, mis padres seguro que me están esperando.-

Asintió nuevamente mirándome con tristeza pero tenía que dejarme ir.

Le di un último beso en sus labios y me iba de su coche con el mismo sentimiento que él.

Un sentimiento de pena.

Y cada vez que me alejaba más de su coche el sentimiento de tristeza invadía en mi pecho pero tenía que entrar con una sonrisa amplia para ocultarlo frente a mis padres.

En realidad, me lo había pasado mejor que nunca pero el problema era.. que me tenía que alejar de Benjamín y eso me dolía.

******

Mis padres y yo nos fuimos a cenar a un restaurante italiano para celebrar mis notas que les enseñe el viernes.

Les conté sobre cómo me lo pasé de bien este fin de semana junto a mis compañeros.

Es mentira, obviamente pero que les iba a decir.

Ambos estaban contentos por mi primer año de carrera y me sentía feliz que se sintieran orgulloso de mí.

Mi padre se fue al servicio y nos dejó a solas con mi madre.

Mi madre estaba entretenida tomando su chupito de limoncello que le ofreció el camarero de regalo.

Me quedé mirando a mi madre con culpabilidad por la mentira que le solté de Naomi y suspiré mientras que dejé mi tiramisú a un lado.

-Mamá, quiero decirte qué.. no tienes que sentirte mal si has dudado de mí, lo hacen todas las madres por preocupación.-

Mi madre me miró de repente y me sonrió automáticamente por verme de aquella manera, tan comprensiva.

-No pasa nada, te creo y fue culpa mía haber dudado de mí, olvida ese tema estamos de celebración.-

-Pero...-

Mi madre me interrumpía dejando el chupito sobre la mesa y me seguía sonriendo.

-Lo que hemos hablado tu padre y yo es qué tal vez este verano te venga bien que aprendas un poco de tener una dependencia económica.-

¿Puede amar un monstruo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora