¿Puede amar un monstruo?

Capítulo 1

Como una noche más en la cuál me encontraba en mi habitación sentada juntada a mi ventana observaba a mi vecino que se estaba tomando una copa de vino en la cocina de forma pensativo.

Este era mi ritual antes de irme a dormir.

Llevaba dos años, mirándole por la ventana, desde que se vino a vivir aquí.. con su novia.

Nadie les conocía realmente, era una pareja joven que simplemente un día llegaron y empezaron a vivir aquí, en nuestro barrio.

Aquí entre todos nos conocemos en la vecindad pero ellos dos eran los únicos que se alejaban de nuestra pequeña familia.

Desde mis dieciséis años, hasta dentro de poco que cumpliré dieciocho, llevó mirándole cada día por qué me gustó.

Su cabello rubio platino, su gran altura, su fuerte cuerpo, su piel pálida, sus gruesos labios y fina nariz...

En cambio él, ni una sola vez, se había fijado en mi.

Alguna vez que otra me lo había encontrado en por la calle, o habíamos coincidido en el mercado cercano de aquí pero jamás me miró.

Como si yo fuera un fantasma.

Lo único que sé es que se llama Benjamín.

Pero no sabía qué edad tenía, o en que trabajaba, nada de nada.

Solo me dedicaba a mirarle.

Cerraba la cortina suspirando con frustración por que así llevaba dos años seguidos y miraba a mi oscura habitación pensando en el examen de mañana.

Las navidades estaban cercas y este primer año de universidad lo llevo mal.

Si quiero ser profesora de historia tendré que ponerme las pilas y estudiar el doble.

Ahora simplemente, me iré a descansar.

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Las vacaciones de navidad habían llegado y saque unas buenas notas, mis padres estaban orgullosos de mí.

Yo le comenté a mis dos mejores amigas que mi cumpleaños se celebraría en casa de los Velázquez.

Mi mejor amiga llamada Naomi.

Y mi otra mejor amiga llamada Bonnie.

Naomi estudiaba en mi misma carrera que yo, en cuanto Bonnie, se dedicaría a la psicología pero coincidimos en el campus y las tres nos caímos bien.

En cuanto mi cumpleaños.

Si, yo nací el uno de enero, es decir, en año nuevo.

Y en mi vecindad todos querían a la familia Velázquez.

Se componía de un padre, una madre, un hermano y una hermana.

Los vecinos siempre se reunían allí para fechas importantes por qué ellos eran muy bondadosos con todos nosotros y nos dejó celebrar el fin de año con ellos.

Estaría casi todos los vecinos en casa de Los Velázquez, menos Benjamín y su novia.

Los vecinos siempre hablaban de ellos dos como dos extraños misteriosos que no se relacionaban con nosotros.

Y era entendible en ambas partes, pero si ellos querían mantener su privacidad, lo podía entender, ¿no?

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Estaba en mi habitación mirándome en el espejo alargado que tenía tocándome mi vestido rojo de volantes por abajo.

Solo quedaban horas para cumplir dieciocho años y aún me sentía como una niña pequeña.