treinta y ocho

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Sunoo y Niki se fueron poco después de la una de la mañana, dejando a ambos chicos solos, no sin antes dedicarles unos cuantos comentarios pervertidos.

Con todo eso, ambos se sentían incómodos, de alguna manera, forzados a tener sexo porque todos esperaban eso de ambos, y que debían hacerlo esa misma noche.

Jungwon mantenía la mirada baja, y jugaba con sus dedos nervioso, y apenas si miraba a Heeseung para contestar cualquier mínima cosa que le decía.

Sintiéndose mal por él, y más cuando fueron hacia el cuarto, donde sintió al castaño tensarse aún más cuando tomó su mano para subir las escaleras.

Sin siquiera cerrar la puerta, con el cuarto medio a oscuras, pero visible por la luz del pasillo, Heeseung se sentó en el borde de la cama, palmeando el espacio junto a él para que su novio se sentara.

Aún esquivando cualquier contacto visual, Heeseung se vió obligado a tomar su rostro para que alzara la vista hacia el.

Sintiendo el cariño en los ojos del peligris, Jungwon sonrió un poco.

—No haremos nada si no quieres. — le aclaró. — No te sientas obligado a hacerlo, Jungwonnie.

Jungwon sonrió un poco más, apreciando las lindas palabras de su novio.

Le ponía incómodo que todos –hasta sus padres– sabrían lo que harían, en su mente, tenía la idea de disfrutar una primera vez sin nada de todos esos comentarios previos, en alguna escena íntima que todo iría tomando lentamente su ritmo sin que ellos tengan que arreglar nada.

No había sido así, pero se sentía listo, quería hacerlo aún luego de todas esas escenas vergonzosas con sus padres y sus amigos, así que negó, mordiendo un poco su labio inferior, antes de acercarse a Heeseung para besarlo.

El beso se hizo intenso, con Heeseung tomando su rostro para evitar que se separara, recorriendo sus labios y su boca, provocando chasquidos conforme sentían el calor subir a sus mejillas.

Estuvieron besándose con intensidad un rato, y sin total intensión, pero en busca de más contacto, Jungwon había terminado sentado sobre el regazo de Heeseung, al separarse, para buscar aire con ganas y darse cuenta de la posición, escondió su ruborizado rostro en el hombro del mayor, quién sonrió con cierta ternura.

—Tranquilo, bebé. Ya vas a olvidar tu vergüenza. — dijo, dejó un corto beso sobre su cabeza.

Jungwon golpeó su pecho con poca fuerza, en señal de que no lo molestara.

Heeseung acarició su espalda, abrazándolo con suavidad, pasaron un rato en silencio, si más que aquello, sintió al castaño más relajado con el abrazo, respirando con tranquilidad, al punto que creyó que Jungwon se había dormido.

Dispuesto a dejarlo descansar, lo apartó un poco para intentar dejarlo sobre la cama, pero el castaño comenzó a negar y lo abrazó con más fuerza, pegándose de nuevo en él.

—¿Jungwon? ¿Pasa algo?

N-No quiero dormir. — lo escuchó decir, su tono no sonaba ni mínimamente cansado, aunque no lo convenía del todo a Heeseung.

—Jungwonie, si quieres descansar, no pasa nada, lo dejamos para otro día.

No. — lo interrumpió, el castaño se apartó un poco de él para mirarlo. — Yo quiero. — añadió, simplemente, pero con total seguridad.

—¿Quieres...? ¿Tienes ganitas, Jungwonnie?

Jungwon frunció el ceño, no sabía si su novio lo estaba tratando como un bebé o como un idiota.

. — respondió, en tono meloso.

Heeseung sintió su rostro caliente, asintió, algo sorprendido por la seguridad de Jungwon con lo de hacerlo.

No podía negarse.

Loud [Heewon] ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora