sesenta y dos

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La rubia tocó suavemente la puerta, esperó largos segundos hasta que el castaño abrió.

—Tu madre está llorando. — dijo, sin filtro. — Creo que deberías ir.

Jungwon abrió los ojos ampliamente, fue hacia la sala sin dudarlo, acercándose con más lentitud a su llorosa madre.

—¿Mamá?— murmuró.

La señora lo miró con ojos llorosos, le dedicó una sonrisa forzada y negó.

—N-No me hagas caso, Wonie. — dijo.

Jungwon negó, se agachó un poco frente a ella, en sus ojos había un pequeño miedo, nunca veía a su madre llorar a menos que fuera por él.

Algo malo estaba pasando.

Algo malo le estaba pasando a él.

La mujer tomó su rostro, acunando sus mejillas en sus manos.

—Eres muy lindo, Wonie. — dijo. — no pude haber tenido un hijo más hermoso, ¿sabes?

Jungwon no entendía sus palabras, ladeó su cabeza un poco.

—Estoy tan orgullosa de ti, Wonie, de que seas tan bueno, tan lindo y tan fuerte, ¿Ya te lo he dicho?

Jungwon negó.

—Pues ya te lo dije recién. — rió de forma melancólica. — Wonie, ¿puedes ser así de fuerte un tiempo más?

Jungwon dudó.

—¿Por mí?

Jungwon miró los llorosos ojos de su madre, las lágrimas en sus mejillas le perforaron hasta el fondo del alma.

Y por más que no lo sabía, no podía asegurarlo, asintió, sólo por su madre.

La mujer besó todo su rostro, haciendo que una sonrisa se plantara en sus labios.

—Sólo un poco más fuerte, Wonie. — pidió de nuevo, antes de romper en llanto otra vez.

Sólo pudo abrazarla, no entendía nada de la situación o el llanto, pero fue el único consuelo que pudo hacer.

Loud [Heewon] ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora