ochenta y seis

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—Yang Jungwon. — la voz de su profesor de danza lo hizo alzar la vista.

Respiraba agitado luego de practicar el baile completo unas cuantas veces, sumado a repetir algunos pasos que le habían parecido mal, estaba bastante agotado y aún quedaba media hora de clase.

Esas semanas sin bailar lo habían afectado más de lo que creía.

Por más que su profesor le decía que estaba muy bien y listo para la pronta presentación anual, él no se conformaba.

Sus cejas se alzaron cuando encontró a Heeseung, sonriéndole, parado detrás del hombre.

—Va a haber un cambio en tu solo. — anunció. — En vez de esa pista, Heeseung se ofreció a tocar el piano en vivo para tu presentación.

Jungwon sonrió en grande, aplaudió con alegría, haciendo reír a Heeseung de ternura.

El pelirrojo se acercó a él para abrazarlo, dejando un sonoro beso en su mejilla, sin importarle que el castaño estuviera sudado.

Jungwon no podía estar más feliz, seguiría siendo su solo de baile, pero estaría acompañado por su novio, su más querida persona, así que no estaría solo, él lo pensaba como un dueto y con Heeseung.

Si antes estaba emocionado, no sabía a qué nivel llegaba eso.

Heeseung comprendió la emoción de su novio realmente cuando estaban practicando juntos, cada uno haciendo sus partes complementarias.

Estaban en el salón de música, había hecho espacio corriendo todos los muebles y guardando los demás instrumentos que habían dejado por ahí en sus respectivos lugares, dejando el piano y un estacionamiento libre más que suficiente para que Jungwon bailara.

Heeseung estaba concentrado en tocar las notas correctas, se lo sabía bastante pero aún no podía quitar su vista de las partituras, así que no vió a Jungwon, apenas si escuchó sus pies con cada movimiento, aunque no le dió mucha importancia por concentrarse en tocar correctamente.

Cuando finalizó, sonrió con suficiencia, era una de las primeras veces que le salía completamente bien, tocando todo seguido, y con suerte, la segunda vez que lograba completar con el baile de Jungwon.

Escuchó al castaño sorber su nariz.

Se volteó para encontrar que Jungwon estaba llorando, se acercó rápidamente a él para abrazarlo, el menor escondió su rostro en el cuello del pelirrojo, mientras este acariciaba su espalda con cariño.

—Bebé, ¿Qué pasa?

Jungwon tardó unos segundos en calmarse.

Es muy boni-to. — murmuró.

—¿Estas llorando porque es bonito?— preguntó Heeseung, con una ligera risa, su preocupación se fue.

Jungwon asintió, aún contra su cuerpo.

M-Me gusta que ha-gas esto con-migo. — continuó, algo interrumpido por su llanto. — Hace mu-cho... Diji-ste que estaríamos jun-tos. Cum-ples muy bien tus palabras.

Heeseung no supo de dónde provenía esa súbita sinceridad, sonrió, le parecía agradable.

Gra-cias por estar con-migo siempre. — finalizó Jungwon, en un murmullo.

—Wonie, creo que ya me has agradecido por eso. — comentó el pelirrojo, recordando la carta que tanto lo había hecho llorar (y que si la leía de nuevo, probablemente volvería a lograrlo)— Pero en serio, no hay de qué, pero no llores, bebé, no es nada para llorar.

Jungwon rió un poco, sólo para demostrar que en serio estaba bien.

Se apartó de Heeseung y limpió sus lágrimas antes de que el pelirrojo lo hiciera por él, dedicándole una sonrisa amplia.

Seuggie. En se-rio estoy muy feliz.

Loud [Heewon] ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora