ochenta y siete

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—¡Momento, momento, momento!— Heeseung alzó sus manos, deteniendo todo movimiento de quienes lo acompañaban.

De nuevo, los cuatro se habían juntado en la sala de baile, de nuevo, porque Niki quería demostrar que Sunoo había avanzado muchísimo.

En las últimas semanas, el menor había logrado caminar su primer trecho, con ayuda de un andador pero ya por sus propios medios.

Ese avance se notaba en su estado de ánimo también, estaba mucho más alegre que antes, sonreía constantemente y parecía que eso también había afectado sus notas para mejor, aunque éstas nunca habían sido malas, estaban más que perfectas.

Diferente a la primera vez, Sunoo estaba más confiado y más feliz por mostrarle a sus amigos sus avances.

No fue sino hasta que Jungwon tenía preparada la cámara del celular que Heeseung alzó sus pulgares, en señal para que comenzaran.

Niki y Sunoo se miraron con una sonrisa antes de que el pelirubio se acercara a él, agachándose para que el menor pudiera sostener sus hombros con firmeza, sus pies ya apoyados en el suelo.

El mayor de los dos tomó al pequeño de la cintura, sosteniéndolo mientras terminaba de ponerse completamente de pie.

En ese punto, Heeseung aplaudió, y Jungwon también lo hubiera hecho de no ser porque estaba sosteniendo el teléfono.

—¿Listo?— preguntó Niki, mirando a su novio quien sonreía y parecía brillar de alegría, asintió sin poder decir palabra alguna.

El pelirubio retrocedió un paso, Sunoo arrastró su pie por el suelo para avanzar, prosiguió a hacer lo mismo con el otro pie, avanzó de nuevo.

Ambos rieron, el menor escondió el rostro entre el hombro y el cuello de su novio, ocultando las lágrimas que se acumulan en sus ojos.

—Mierda... — murmuró Heeseung, entre dientes. — Quiero llorar. — añadió, frotándose los ojos.

—Si quieres llorar, llora, marica. — dijo Niki, lo hubiera dicho en tono de broma pero estaba demasiado feliz como para que se notara.

Y continuaron avanzando en aquellos repetitivos pasos, en pequeños círculos, encontrando un ritmo entre el silencio, Niki tarareaba bajo una melodía.

—Nini... ¿me estás haciendo bailar vals?— preguntó Sunoo, se notaba el llanto y la risa en su voz.

El menor pensó que su novio era más que perfecto, le pareció tan hermoso que las lágrimas se acumularon de golpe en sus ojos.

—Siempre te gustó ver bailar a Jungwon... A todos los bailarines en general. Éste es tu primer baile, cielo, y no será el último, puedes hacer lo que quieras con tus pasos de ahora en más, puedes bailar si quieres o correr maratones. — comentó con gracia. — Pero te regalo tu primer baile.

Sunoo sorbió su nariz sonoramente.

—Ahora yo también quiero llorar.

Niki rió un poco, aunque también quería llorar, sintió la humedad de las lágrimas en su cuello y abrazó la cintura del menor con más firmeza, dejó besos en la mejilla y cuello de su lindo novio.

Heeseung tomó el celular que Jungwon aún sostenía mientras seguía grabando todo, detuvo el video y dejó el celular al lado.

El pelirrojo notó que su novio también lloraba, en completo silencio y con una sonrisa en su bello rostro, mientras las lágrimas hacían pequeños ríos en sus mejillas.

Jungwon lo miró preguntando qué le pasaba, tenía un nudo en la garganta que no lo dejaba hablar.

—Ven, necesito un abrazo. — Heeseung abrió sus brazos hacia el castaño, quién no dudó en ir a acomodarse en ellos.

Ambos se abrazaron, escondiendo el rostro en el hombro del otro, las risas se mezclaban con pequeños sollozos.

Fueron apenas unos minutos hasta que Sunoo sentía sus piernas cansadas por el baile, y le susurró a Niki para que pudiera volver a sentarse.

—Lee Heeseung. — llamó el pelirubio. — Deja de llorar y ayuda un poco. — lo molestó, pero el mayor no le dió importancia a su actitud, levantándose de golpe para acomodar la silla detrás del menor.

Y de nuevo, en cuanto Sunoo estaba sentado en su silla, los otros tres lo abrazaron con todo su cariño, compartiendo lágrimas y risas por lo lindo que era todo lo que había pasado.

Loud [Heewon] ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora