noventa y cinco

50 10 0
                                    

Heeseung empujó la puerta del baño con fuerza al entrar.

—¡Jungwon!— gritó su nombre, sin importarle la mirada rara que le dedicó un estudiante.

Fue a los cubículos de los retretes, tocó rápidamente antes de abrir cada uno, pero no había nadie.

Se tomó un segundo para pensar.

Su madre no le haría nada en los pasillos, debía estar en los baños y pensó en que quizás había obligado a Jungwon a entrar a los baños de mujeres, y salió del baño de hombres dispuestos a entrar sin dudarlo.

Escuchó sollozos detrás de la puerta para personas de movilidad reducida.

Abrió la puerta rápidamente.

Jungwon estaba allí, presionaba su pecho con sus brazos, estaba sentado en posición fetal en un rincón.

—¡Jungwon! Jungwon...

Comenzó a agradecer mentalmente.

Heeseung se acercó a él, lo abrazó con fuerza, lágrimas se acumularon en sus ojos.

—¿Qué te hizo? ¿Qué pasó? Por favor, ¿Estás bien?

El pelirrojo se apartó del abrazo para alzar su rostro, buscando marcas de lastimaduras, encontró la forma de una mano en un lado de su rostro, de un color rojo, su boca se abrió un poco por la impresión.

Nadie golpeaba a su Jungwon, no iba a permitirlo de nuevo.

Jungwon no había dejado de llorar, su maquillaje se había corrido, rogaba con su mirada que su novio volviera a abrazarlo.

Se-Seungie... — sollozó.

—Estoy aquí, bebé. — Heeseung tomó sus mejillas, mirando sus ojos, que le partieron el corazón. — ¿Qué te hizo, Jungwonnie?

Jungwon sollozó un poco más y Heeseung comenzó a dejar caricias sobre sus mejillas y sus cabellos, lo abrazó con firmeza de nuevo.

M-me di-jo c-cosas fe-as. — murmuró entre lágrimas. — Y-y due-le.

—¿Duele?— Heeseung se apartó para mirarlo con preocupación, Jungwon apretó sobre su pecho un poco más, sobre su corazón.

Heeseung dejó una mano sobre la de Jungwon, el menor las apartó, el pelirrojo acomodó sus manos sobre ese mismo punto, sin sentir nada irregular sobre su cuerpo, desabrochó unos botones de su camisa para ver su piel, no había nada.

Suspiró con alivio.

—Ay, Jungwon... — dijo. — ... creí que te había golpeado o algo peor... — miró sus ojos. — No le hagas caso, olvida todo lo que te dijo... Ya estoy aquí, bebé, no dejaré que te haga algo.

Heeseung volvió a abrazarlo, dejando que descansara su rostro en su cuello, al cabo de un rato, los temblorosos brazos de Jungwon lo abrazaron también.

Loud [Heewon] ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora