La tarjeta parece un revelado. Necesito metol, sulfito de sodio, bromuro de potasio, carbonato de sodio, agua y una habitación oscura. Sé cómo hacer una cámara estenopeica...
Sacudí la cabeza.
—No quiero esto —le tendí la mano con intención de devolvérsela.
—La paga el señor Alexey, así que no hay ningún problema —Se negó con tal convicción a que se la devolviera que no me atreví a volverlo a intentar. El hombre se hizo a un lado, cediéndome el paso.
Guardé la tarjeta en mi bolsillo y salí al patio. Me tuve que esconder de Cristian, ya que esperaba por mí, limpiando el auto.
Mientras me acercaba al jefe de seguridad, quien se encontraba de espaldas, repasé los nombres en mi cabeza para recordar el suyo.
—Disculpa... Gabriel —le hablé.
—¡Señora! —respondió sorprendido al instante en que se giró hacia mí—. Dígame.
—¿Sabes dónde está Sander?
—Por supuesto, ¿quiere que lo llame?
—No, nada más dime dónde está.
—Después de la piscina —señaló hacia el patio trasero—, cruzando el sendero y el muro, está el área donde se reúnen todos los empleados, pero no me parece que usted deba...
—¿No puedo ir? —pregunté, a lo que el hombre no contestó por miedo a meterse en un lío conmigo. Yo en realidad estaba preguntando seriamente si es que no podía ir ahí, para no ir en ese caso.
—No quise decir...
—Entiendo —lo interrumpí. Entonces sí puedo—. Gracias.
Pasé cerca del kiosco y vi que tiene un par de sillones que lucen muy cómodos. «No estoy aquí por eso», me recordé y seguí caminando.
También pasé de largo por la piscina.
Encaminé hasta los macizos. Pensé que el jardín era un poco más pequeño. El día que Phil me mostró la Mansión, salimos por una de las puertas traseras de la casa y el camino no me pareció tan largo.
En el sendero hay árboles frutales, arbustos, incluso unos cuantos rosales, de los cuales tuve la tentación de arrancar un brote; no lo hice.
Al final de mi recorrido, enseguida del muro de piedra, vi a los choferes y guardaespaldas peleando..., o quizá están jugando.
No sé si deba interrumpir lo que sea que estén haciendo.
—Señora —dijo Esmeralda en voz alta, mirándome con miedo, una vez que se percató de mi presencia.
Recuerdo su nombre porque su rigurosidad la asemejé a la Orden de los Cartujos, ellos son eremitas —viven en aislamiento—. En fin, no tengo idea de cómo es que relacioné la palabra «eremitas» con Esmeralda.
Esmeralda, eremitas, eremitas, esmeraldas, esmeralditas... Sacudí la cabeza una vez más.
Todos los presentes enderezaron la espalda e hicieron una reverencia.
—No tienen que... —No tiene caso que diga nada. Escaneé a cada uno hasta que lo encontré prácticamente escondido detrás de alguien—. Sander, ¿tienes un minuto?
El chico asintió y el otro delante de él le dio una palmada fuerte en el hombro para empujarlo al ver que no se movía de su sitio.
Volví a adentrarme en los macizos, no obstante, me detuve debajo de un árbol de júpiter.
—Señora —departió al acercarse—, no tengo permitido hablar a solas con usted, de hecho, nadie puede...
—Aja... —lo interrumpí y enderecé la espalada, así parezco de su misma estatura. En esta posición, visualicé a la perfección su nariz, la cual está torcida y no sé por qué presento que es resultado de una pelea—. Dime por qué estás aquí —hablé.
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[2] CCC_Catarsis | TERMINADA | ©
Dla nastolatków🖤 La propuesta de matrimonio de Alexey es la única oportunidad que tiene Janette de ayudar a su familia, sobre todo, a Derek. Es momento de destapar todo el trasfondo del conflicto entre la familia De'Ath y Ginebra, donde Jane se encuentra justo en...