Estoy segura de que las personas que nos recibieron al llegar al hotel fueron las mismas que nos despidieron con gestos amables. Por un segundo creí que no me dejarían salir nunca, no estoy muy segura de por qué pensé semejante cosa.
Ya en el auto, me sentí más cómoda.
Llevo puestos unos jeans, además de las mismas botas que Olive me regaló, junto con el suéter. Tenía que cortarme las uñas de las manos, es solo que me ayudan a concentrarme, siempre y cuando no comience a estresarme. Inclusive peiné mi cabello, más o menos; utilicé un spary y con que huela bien y no se eleve a causa de la estática, está bien.
—Tranquila —instó Alexey, sin despegar la vista de su dispositivo electrónico. Creí que no prestaba atención a su alrededor si se encuentra trabajando—. Puedo ver que estás temblando —Me crucé de brazos y miré por la ventana. Sé que falta poco para llegar, pues recuerdo el camino a su casa. Mi pie comenzó a moverse por sí solo—. En serio —bajó su tableta y me miró—, deja de moverte.
—Perdón —mascullé.
Observé sus manos, las que me tocaron un par de veces. Fue durante la boda y una más aquel día que iba a caer por las escaleras, incluso me apretó. Quiero saber si es que puede hacerlo con libertad, porque tal vez es señal de que estoy mejorando.
La gacela–girafa tiene un alto e imponente cuello que le permite alcanzar las hojas más altas y frescas, desafortunadamente esto también resulta en un blanco visible para los depredadores. Vive en zonas áridas de África, como Kenia... Kenia, se independizó del Reino Unido el 12 de diciembre de 1963, un año más tarde se estableció la Republica de Kenia, por lo que celebran el Jamhuri Day... Jamhuri significa «república» en Swahili...
No conseguí aquietarme, aún sigo ansiosa.
Una vez que el auto estacionó, me quedé quieta y tal vez hasta dejé de respirar. Alexey salió primero, mientras que yo esperé inerte.
El sujeto me abrió la puerta y recargó una mano en el techo, viéndome.
—Creí que preferías hacerlo por tu cuenta —apuntó.
—Lo prefiero, es que no quería salir.
Descendí del vehículo... Oh, ahí están los dóberman y parece que todavía no les caigo en gracia, lo supe porque uno de ellos me mostró los colmillos. Por otro lado, vi a unas personas de pie frente a la entrada de la mansión, entonces pretendí volver al auto, acto que Alexey impidió al cerrar la puerta en cuanto advirtió mis intenciones.
—¡Bienvenidos! —saludó la mujer que vi junto con Alicia, previo a la ceremonia, Karenina. Se dirigió a mí—. Es un placer conocerte —expresó una sonrisa de oreja a oreja—. Janette, ¿correcto?
—Jane —corregí.
—Oh, por supuesto. Mi nombre es Karenina, pero puedes decirme Karen. Soy tía de Alex —miró al mencionado con un gesto melancólico, a lo que el otro se incomodó.
No parecía querer deshacerse de la expresión que abría sus labios pintados de rosa pálido. El cabello lo lleva corto, ondulado y es castaño. Su piel parecía recién tallada por una de las mantas congeladas que los residentes nos ponían antes de lanzar el agua helada, eso dejaba una textura reluciente...
Se acercó, se estaba acercando, juro que lo vi en cámara lenta. Di un paso atrás para esconderme detrás de Alexey, a lo que la mujer frunció el ceño e igual desistió de aproximarse más.
—Te... pareces tanto a tu madre —mencionó. Su comentario provocó que la sangre me hirviera. Me sonrió una última vez y puso la atención en el chico a mi lado—... Bueno, Alex, tu tío no está, había mucho trabajo y... ya sabes —rodeó los ojos—. Pero pasen, por favor.
Miré a Alexey, a lo que este señaló hacia la casa, haciendo un gesto con la cabeza. Avancé detrás de Karen, en una imperfecta fila india.
En serio quise salir corriendo en el instante en que vi a Yale.
—Jane —habló la mujer. Yo estaba concentrada en sus zapatos, es que son del color de su piel, tanto que parece no llevar calzado e ir caminando descalza y de puntillas—, él es Yale, mi hijo mayor, tengo dos más, Gala, la que fue tu dama, y Kay. Ambos están con sus amigos en una cabaña que compraron, van a volver en unos días.
—Cinco días —corrigió Yale.
—Exacto —Karen se recogió el cabello detrás de las orejas—. No quiero abrumar a nadie. Deben estar cansados —señaló con lástima simpática en la mirada—. Su ala ya está lista. Es un placer tenerte aquí —me aseguró con las palmas juntas y vasta emoción.
Su blanca sonrisa es en serio bella, además, sus palabras son afectuosas... Pero ya no quiero seguir aquí.
No respondí, nada más me alejé.
Alexey me guio hacia el segundo piso, al fondo de un pasillo adornado con distintas pinturas que no me fue posible apreciar.
Ingresamos por una de las puertas refinadas, donde se encuentra una sala, televisor, librero, variedad de estantes y un mini bar.
—¿Por qué estamos aquí? —pregunté.
—Porque vas a vivir aquí —contestó con sarcasmo. Suspiré, ya regresó ese humor agrio de antes. Señaló una puerta a la derecha—. Esa es tu habitación.
Moví mi talón con cierto nerviosismo y luego, en calma, me dirigí a donde indicó, nada más para asomar la cabeza. En dicha pieza veo que hay mucho más de lo necesario. Cerré y me volví a Alexey.
—Dijiste «tu habitación».
—Esa es mía —apuntó a la puerta de la izquierda, justo al otro lado.
—Claro, ¿entonces...? ¿Cada quien tiene su espacio?
—Sí —respondió—. En serio, tienes que tranquilizarte —se dirigió a su pieza—. No te voy a hacer nada —aseveró sin voltear, para luego encerrarse.
No... pensé como es debido el que ingresé a esta casa como... Mmm... Maldición... Apreté el anillo de matrimonio que llevo puesto para tomar valor. Entré como la esposa de Alexey De'Ath. Haber pasado tres días en un hotel evitó que pensara en ello con la respectiva seriedad.
Ingresé a la habitación y cerré con seguro. Tomé asiento en la orilla de la cama frente a la puerta para mirar alrededor, con las manos apretadas entre las rodillas. Siento que no debo tocar nada.
El cuarto es relativamente pequeño, es decir, es más grande que el despacho de Lucas y mi habitación en Bathory, sin embargo, aquí hay más cosas que dejan poco espacio para merodear y casi nada para que duerma en el piso de encino.
El techo es blanco, el papel tapiz color beige en el muro detrás de la cabecera de la cama tiene plumas doradas, y el resto de las paredes son color rosa pálido.
La lámpara dorada del techo es un candelabro con seis bombillas en círculo.
A la derecha se encuentra una gran ventana con un asiento debajo, este tiene almohadas color gris, rosa grisáceo y café claro. Las cortinas también son claras y debajo de la colchoneta hay tres nichos, cada uno con una cesta. En ambos lados de la ventana hay estanterías, las cuales tienen libros o artículos decorativos; nada de ahí es mío.
También hay un tocador a un costado de la puerta, cuyo espejo tiene luces y en la mesa no hay más que la caja de la corona. El respectivo closet de pared, así como el vestidor, se encuentran a mi izquierda.
Puesto que la puerta corrediza del ropero se hallaba abierta, advertí que ya están instaladas mis cosas, las pocas que tenía. Estoy segura de que Alicia... Me levanté con brusquedad, ¡¿dónde están mis cosas?!
Inmediatamente busqué en los estantes; metí las manos en los cajones del tocador y en los del buró cerca de la cama, así como bajo la misma; además removí la ropa en el closet.
Hurgué por cada esquina.
No están.
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[2] CCC_Catarsis | TERMINADA | ©
Novela Juvenil🖤 La propuesta de matrimonio de Alexey es la única oportunidad que tiene Janette de ayudar a su familia, sobre todo, a Derek. Es momento de destapar todo el trasfondo del conflicto entre la familia De'Ath y Ginebra, donde Jane se encuentra justo en...