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Después de mucha insistencia por parte de Ramón, Spreen había aceptado que salieran los 3 en busca de nuevos biomas.
— Pero y si le pasa algo? —
— Tranquilo — El alfa beso la frente del menor sorprendiéndolo haciendo que su cara y orejas se pusieran rojas.
— Yo los protejo —
Emprendieron camino y el primer bioma al que llegaron fue de los árboles de cerezos.
El viento movía las hojas de los arboles, haciendo que varios pétalos se desprendieran de las flores y estos cayeran al suelo dando una vista hermosa.
Ramón corría de un lado a otro, saltado intentando atrapar los pétalos que caían.
Mientras Spreen y Fit lo observaban de lejos.
Un pétalos cayó justo entre las orejas de oso del híbrido, Fit se encargó de quitárselo.
El omega lo miro confundido y el alfa le mostró el pétalo.
Spreen se la pidió y ahora el confundido era el alfa. Aún así se la entregó.
El híbrido le pidió que fuera por Ramón era hora de moverse.
El alfa se alejó y Spreen aprovecho para sacar un libro de su mochila y colocar el pétalo entre las páginas de este cerrándolo y volviendo a guardarlo.
Continuaron su camino después de recolectar algunas semillas de cerezos para plantarlos en casa cuando regresarán.
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Después de un tiempo llegaron a la tundra y montañas nevadas.
Para facilitar el movimiento del niño, atraparon un caballo y subieron a Ramón en este.
Fit caminaba mientras llevaba las riendas del caballo y el híbrido iba delante para asegurar el camino, la nieve por muy hermosa que fuera, era peligrosa si no se andaba con cuidado.
Spreen al ser el primero en llegar a la cima de la montaña, vio como una bandada de aves se acercaba.