Capítulo X~¿QUÉ SON LOS SENTIMIENTOS?

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Erika

Sentimientos, ¿qué son los sentimientos? Es la forma más primitiva que tiene el ser humano para expresar sus pensamientos y estados de ánimo. Desde nuestro nacimiento pasamos por varias fases del sentimiento: tristeza, alegría, rabia, impotencia, miedo, soledad... Ellos forman parte de nuestro ser, no podríamos demostrar nuestro sentir sin su ayuda. Muchas veces nos es imposible expresar nuestra forma de pensar o de ver las cosas por medio de palabras así que recorremos a ellos. En muchas ocasiones (para no decir todas) son capaces de expresar por nosotros el amor, la gratitud, etc.

Yo, en particular, he recurrido en busca de su sabia ayuda en más de una ocasión. Ha pasado un año y medio desde mi boda, para muchos puede parecer poco tiempo, pero para las personas como yo, es una eternidad. Te preguntarás cuál es la diferencia; verás, para mí siempre ha sido más fácil estar sola. Tuve parejas, ya fueran solo en el plano sexual o en el personal, simplemente ninguno llegó tan hondo ni se coló tan profundo en mi ser. Gabriel lo hizo, entró de una forma inesperada a mi vida, la marcó, se ganó un lugar en mi interior y se quedó para siempre. De pronto mi soledad se vio invadida por otra persona, empecé a compartirlo todo con él, miedo, dudas, alegrías, me sentí... agobiada, sí, esa es la palabra. Parece una tontería, pero no lo es. Me gusta estar con Gabriel, su compañía, sus besos, todo. Aun así, no pude evitarlo, estar pendiente de las necesidades de alguien más, su estado de ánimo, sus gustos y demás es algo complicado cuando se está tan adaptado a la soledad.

Por suerte lo logré, me adapté a mi nueva vida como toda una campeona y disfruté cada segundo de mi marido. Uno de eso cambios fue mudarme, me vine a vivir con él a su casa. Al principio me esperaba algo enorme (si contamos con que él es un empresario de mucho éxito), me equivoqué, no es pequeña ni grande, simplemente acogedora. Tiene cinco habitaciones con buena iluminación (incluida la nuestra que es la más hermosa de toda la casa) pero ya hablaremos más tarde de eso. Por donde iba... ah sí, las habitaciones. Tiene también dos baños, uno con bañera de un blanco pulcro y el otro con ducha, una cocina con todo lo necesario para preparar una buena comida, una sala con dos butacones mullidos y un sofá-cama (lo sé, inmensamente innecesario teniendo en cuenta la cantidad de habitaciones, pero oye, nunca se es demasiado precavido, créanme). Una chimenea en la cual en invierno nos gusta sentarnos a leer un buen libro, hablar, tomar café o chocolate caliente empapándonos de su calor y un jardín del cual, gracias a Dios y a todos los santos, se encarga un jardinero. También un despacho donde Gabriel puede trabajar con tranquilidad desde casa.

Creo que es todo, ah sí, pensaba hablarles de mi dormitorio. No es tan especial, tiene ventanas amplias por las cuales entra buena iluminación, un balcón con dos sillas para poder presenciar la puesta de sol, el amanecer o las dos, como prefieras y en la pared derecha está el clóset con nuestras ropas mezcladas. Por suerte Gabriel no es de esos hombres que odian unir sus cosas con las de la pareja, ni yo tampoco lo soy, para que luego no me tachen de feminista por despotricar y hablar mal de los hombres cuando nosotras también somos de armas tomar. Vaya me he vuelto a despistar, ya hablamos del clóset, pues no hay mucho más. Dos mesitas de noche con lámparas a cada lado de la cama, una pequeña estantería con varios libros de diferentes géneros (no somos de mucho leer, es imposible si contamos con el hecho de trabajar las veinticuatro horas del día) y una chimenea. Sí, damas y caballeros, señoras y señores, jóvenes y niños (lo de niños es para no excluir a nadie, es recomendable que los menores no lean mi historia o se podrían traumatizar, ojo, yo lo advertí) en nuestro cuarto Gabriel se permitió el lujo de poner una chimenea, lo cual en invierno nos viene de perlas. No me negarán que es más reconfortante sentir el calor natural que emana del fuego que el de la calefacción. A mí me gusta más, por eso tenemos dos, la de la sala y la del cuarto, donde más solemos estar. Eso es todo, después de un largo camino soy completamente afortunada. Tenemos nuestros altibajos como todas las parejas y aun así no sería feliz sin Gabriel. No puedo imaginar mi vida sin él a mi lado.

EL AMOR EN LA TORMENTA ~LIBRO IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora