Regresamos entre pláticas junto al resto. Los niños corren rápidamente a reunirse con sus amigos mientras yo me acerco a Alanna.
— Aquí tienes la leña— le digo depositando la madera a su lado. Está en el centro de las tiendas de campaña— Veo que ya hicieron el trabajo pesado.
— Así es, ya terminamos— me dice sonriéndome— Por lo visto los chicos te usaron como mula de carga— me río ante sus palabras.
— Nada de eso, simplemente preferí traer más peso que ellos.
— Está bien— dice colocando la madera antes de prender el fuego. Las estrellas ya salen en el cielo, aunque todavía no se ve la luna.
Un rato después de haber degustado la cena, nos sentamos alrededor de la hoguera haciendo historias de miedo, asustando un poco a los pequeños. A la media noche nos ponemos a entonar una melodía graciosa que los niños se saben antes de que se despidan y entren en las tiendas, pues están cansados. Al final me alegro de haber venido, me he divertido de lo lindo y la imaginación infantil no tiene límites. Son capaces de hacer de un momento cualquiera una increíble historia para contar, una aventura para vivir, llenando de magia el ambiente
— Parece un plátano la Luna ¿no crees? — me pregunta Al divertida observando el cielo haciéndonos reír. La luna está en cuarto creciente y en realidad sí que parece un plátano algo gordo.
— Sí, llevas razón. Parece un plátano muyyyyy gordo— digo haciéndola reír
— ¿Te has divertido? — me pregunta de pronto mirándome a los ojos.
— Sí, me lo he pasado genial. Te agradezco que me hayas convencido de venir. No creí que sería tan relajador pasar una noche rodeado de naturaleza.
— Es impresionante lo que un ambiente tranquilo puede hacernos, ¿no crees?
— Así es, gracias por hacer esto por mí. Has sido una amiga increíble todo este tiempo. Sin tu ayuda probablemente no hubiera salido adelante.
— Eres un hombre maravilloso Gabriel. Estoy segura de que pronto recuperarás tu vida y todo esto pasará a formar parte de un mal sueño e incluso tendrás una historia increíble para contarle a tus nietos. Ya lo verás, nada es imposible, si te esfuerzas y no te rindes puedes lograr lo que te propongas— dice mirándome a los ojos con una tierna sonrisa en los labios.
En ese momento se muestran, dejándonos asombrados, millones de luciérnagas iluminando las copas de los árboles. El viento empieza a soplar meciendo las hojas y desprendiendo pétalos de flores que descienden a nuestro alrededor en forma de lluvia. Los grillos comienzan a entonar su suave melodía y en el cielo, un baile de estrellas fugaces lo hacen relucir. Por unos minutos el ambiente se llena de magia, como una de esas escenas románticas de telenovela.
— Wau, fue impresionante. El viento, la luna, las flores, me he quedado sin habla— me dice Anna sonriendo cuando todo vuelve a la normalidad.
— Sí, fue un instante lleno de magia— digo a mi vez.
— ¿Sabes?, momentos así no siempre se dan. Somos afortunados de haberlo presenciado. Los mejores recuerdos no son los que se guardan en fotos, sino los que recordamos con cariño y permanecen en nuestras memorias sin desvanecerse al pasar los años— asiento estando completamente de acuerdo con ella. Me siento como un actor rodando una escena de amor.
— Tienes toda la razón, venga ya es hora de dormir— la animo levantándome. Estoy cansado y todavía nos queda la mañana para pasarla aquí antes de volver al pueblo.
Nos despedimos en la entrada de nuestras tiendas. Me acuesto en el saco de dormir recordando el mágico momento que acabamos de presenciar y sin esperarlo, los ojos de aquella mujer me vienen a la mente. Suspiro antes de cerrar los míos y caer profundamente dormido. Mañana será otro día y como dice Alanna, en el futuro esto no me parecerá más que una mala pesadilla.
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EL AMOR EN LA TORMENTA ~LIBRO III
RomanceErika de Avellaneda es una famosa bióloga que vive en Londres, siente un profundo amor por el mar y las criaturas que habitan en sus profundidades. Un día es invitada por sus compañeros de trabajo a un crucero. Decide asistir sin imaginarse que en e...