Capítulo XXIV~ SIETE MESES

23 2 0
                                    

Erika

Ya falta poco para poder sentirme casi completa. ¡Casi!, no puedo estar completa sin el amor de mi vida. ¿Cómo te sentirías tú al saber que el hombre que más amas en este mundo se ha ido dejándote dos preciosos regalos, los cuales no podrás compartir con él? Os diré como me siento yo: incompleta. No importa cuánto dinero me haya dejado Gabriel, poco importa si soy rica o pobre. Sin la mitad de mi corazón, sin el padre de mis hijos siento que algo imprescindible en mi día a día me falta.

Estamos a principios de agosto, a veintiséis para ser exactos. Siete meses tengo ya y siete meses se cumplen de la muerte de Gabriel ¿No os parece irónica esta cruel coincidencia? No poder compartir esta alegría tan maravillosa, este mágico regalo con él, me resulta cada vez más difícil. Pensé que con el tiempo todo sería más fácil, que dejaría de extrañarlo a cada instante; me equivoqué, cada día lo añoro más.

Deseo compartir con él las ideas o los nombres que se me ocurren para nuestros bebés. Para mi desgracia es imposible y ahora más que nunca desearía tenerlo junto a mí. El doctor me ha dicho que, aunque mi embarazo vaya bien y no deba internarme todavía en el hospital, lo mejor para mí sería tener a alguien a mi lado por si ocurre una emergencia. Si mi galán medieval estuviera conmigo no tendría razón para preocuparme. Sin embargo, con los repentinos cambios de ánimo que he manifestado, me conviene hacer caso al doctor; por esa razón mañana mis padres se mudarán a vivir conmigo hasta el día del parto.

— Oh, mi amado y querido Gabriel, mi lucero y guía en las noches tormentosas, no sabes lo imposible que me resulta vivir sin ti a mi lado— susurro para mí empezando a llorar.

Voy a la cocina secándome el rostro para tomar algo de agua, tengo seca la garganta después de tanto llorar. El sonido de mi móvil me distrae de mi tarea. Al mirarlo veo que es una videollamada de Flora en el grupo de hermanas. Pienso no aceptarla, no me encuentro con ánimos de hablar, aun así, la acepto.

— Hola corazón, ¿todo bien? Tienes los ojos rojos— suspiro.

— Un poco, recordar a Gabriel todavía me duele mucho.

— Date tiempo Erika— dice Noa en esta ocasión— No digo que lo vayas a olvidar, sin embargo, la pérdida se te hará más llevadera, ya verás.

— Llevas diciéndome eso siete meses y no siento que esta agonía vaya a disminuir en algún momento— contraataco. Estoy harta de oír lo mismo una y otra y otra vez. Jamás el dolor por la pérdida de mi galán medieval cesará, al contrario, aumenta por momentos. Al pensar que dentro de poco conoceré a mis bebés y Gabriel no estará ahí para hacerlo o apoyarme me desgarra.

— Lo sé Erika, no obstante, todavía es muy pronto. El amor que ustedes se procesaban era demasiado inmenso como para olvidarlo en tan poco tiempo— me dice mi amiga.

— O nunca— susurro para mí antes de mirar los rostros preocupados de mis amigas. Sonrío con tristeza— Tranquilas chicas, en algún momento mejoraré. Además, las hormonas no ayudan mucho a mi dolor— ellas asienten.

— Tranquila cariño, nosotras lo entendemos— me dice Flora.

— Venga Flora, tú iniciaste la llamada así que por algo será— le digo para cambiar de tema.

— Oh sí, se me había olvidado. Ya sé el sexo del bebé— es cierto, ya tiene cuatro meses. Cómo pasa el tiempo ¿verdad?, Flora tiene una pequeña de dos años, una bebé de un año- dos meses y ahora tendrá otro. Esto es una locura.

— Pues entonces no nos dejes con la duda mujer— me quejo cuando permanece en silencio— Suéltalo de una vez.

— Sí Flora, basta de hacerte rogar— sigue Noa.

EL AMOR EN LA TORMENTA ~LIBRO IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora