Capítulo XXII~ EL TIEMPO

20 2 0
                                    

Erika

El error del ser humano es creer que siempre tiene tiempo. Tiempo para amar, para vivir, para soñar. No es cierto, nuestro tiempo es limitado y puede acabarse incluso antes de empezar. No podemos medir nuestras vidas por él, ni mucho menos pensar que jamás se acabará. Párate un segundo y hazte estas preguntas: ¿He vivido de verdad?, ¿en serio he explotado al máximo mi existencia? ¿Habré cumplido todas mis metas y sueños sin dejarme nada en el camino? Si las respuestas son negativas no dudes en tratar de buscar una solución.

¿Saben la diferencia entre el dinero y el tiempo?, siempre sabes cuánto dinero tienes, pero tiempo, nunca sabes cuánto te queda. Yo lo sé, lo viví hace tres meses cuando enterré al amor de mi vida. No volveré a ello, bastante lloré y me encerré en mi dolor aburriéndolos con mis constantes penas. Viví en una especie de vacío que me ahogaba hasta que descubrí que en mi interior llevaba dos vidas. Dos bebés que me llenaron y me devolvieron la esperanza y las ganas de vivir.

La muerte de Gabriel me enseñó que en este mundo no hay nada seguro, un día estás bien, feliz de la vida y al siguiente una ola te aleja de tus seres queridos. Cómo dijo Richard Gere: "No hay tiempo para nada más... Así es la vida y nadie escapa vivo de este mundo. Todavía hay tiempo, así que vive por placer, mañana puede que no sea más. Come lo que quieras, camina bajo el sol, bañarse en el mar... Di la verdad cuando lo sientas. Sé loco, sé tonto, sé tú mismo, no hay tiempo para más."

Por eso disfruta, no te niegues nada, no vivas pensando en cómo eres físicamente o sí serás suficiente para alguien. No desgastes lágrimas con quien no se lo merece y no te apegues a aquellos que te provocan dolor. Jamás mendigues amor a quien no tiene tiempo para ti. Todos valemos más que el oro, todos somos especiales a nuestra manera. Por lo tanto, debemos ser apreciados y respetados como iguales. Ese es mi consejo, no te creas superior a los demás, no te burles de las desgracias ajenas ni presumas tus logros. Hoy eres tú quien está arriba, pero mañana puede que estés debajo, no lo olvides.

Bueno, será mejor que os ponga al día. Ya estoy en el cuarto mes de mi embarazo y hace unos días me dijeron el sexo de mis bebés, un niño y una niña. Estoy que no quepo en mí de gozo. No es que me importara tanto, si hubieran sido dos niños o dos niñas estaría igual de contenta. Vine a trabajar pues estar en casa me hace volverme loca y mis padres no me dejan hacer nada. Llevan días insinuándome que quieren venir a vivir conmigo. No me molestaría, los quiero y adoro, pero quiero mantener mi privacidad y con ellos no la tendré. Además, se lo pasarían impidiéndome hacer mis cosas.

Otro detallito sin importancia, ¡¡mis padres se casan!! Si ya sé que dije que no tenía importancia, pero todavía estoy tratando de asimilarlo. Me siento feliz por ellos, por fin van a poder unir sus vidas en sagrado matrimonio sin la presión de ser obligados por otros. Simplemente lo hacen porque se aman; siempre lo han hecho.

— ¿Erika ya terminaste con esos documentos? — me pregunta Fernanda entrando.

— No ya casi, me falta solo un poco— le digo volviendo a mi tarea. Por mi estado no es que me dejen hacer mucho más. Prefieren que esté tranquila y sentada.

— Apresúrate quieres, debo entregarlos— me apremia.

— Sí, sí ya voy— digo resoplando. Ella coge una silla y se sitúa frente a mí.

— ¿Qué tal están Carlina y Andrés? — sonrío al oir el nombre de mis padres.

— Más enamorados cada día— digo dejando de escribir y pasándome la mano derecha por el vientre— ¿Sabes?, me alegra mucho verlos así de cariñosos. Siempre supe que sentían algo el uno por el otro. Si mis abuelos no hubieran intervenido en aquel momento, ellos se habrían casado por amor sin sufrir la presión y el odio hacia sus progenitores. Las cosas habrían sido tan diferentes entonces— digo suspirando.

EL AMOR EN LA TORMENTA ~LIBRO IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora