CAPÍTULO 3

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Megan

Es lunes nuevamente.

Detesto tanto que el fin de semana sea tan corto y más cuando he tenido que soportar la insistencia de Julio y de Emma para pedirme perdón. He pasado todo el fin de semana ignorándolos, aun estando encerrada en mi cuarto todo el fin de semana he tenido que apagar mi celular para dejar de recibir llamadas y mensajes de Julio intentando disculparse.

Llego al colegio cuando ya hay algunos estudiantes caminando por los pasillos, a cada paso se me quedan viendo raro como si hubiera cometido algún asesinato o como si tuviera algo en la cara.

Llego hasta el aula en donde está Ginna con nuestro grupo de amigos y los saludo a todos con un beso en la mejilla y un abrazo.

—¿Cómo has estado?— pregunta Ginna alejándonos un poco de los demás.

—Bien, solo deseo que dejen de insistirme en pedir perdón porque esto no se los perdono.

—Estaré encima de ti si es necesario.

—Gracias Gin— entramos al aula cuando vemos al grupo de víboras entrar al aula observándome.

—Qué bajo has caído— dice Addison, la víbora mayor, cuando pasan por mi lado. Sin saber de qué habla decido ignorarla y poco después comienzan las primeras clases de la mañana.

—Disculpe profesor— dice una voz gruesa desde la puerta... esa voz que yo sé perfectamente de donde proviene.

Levanto mi cabeza viéndolo en la puerta, no sé si sea él, pero por la forma de su rostro, su cabello y sus manos puedo deducirlo a la perfección.

Tiene un semblante serio, sus ojos son medio achinados y son de color miel. Su pelo al igual que aquella noche le cae a los lados de la cara dándole un toque juvenil, pero maduro, es de color negro. El traje que trae hoy me permite ver sus bíceps marcados por la camisa de vestir que anda y junto al reloj que lleva le da un aspecto formal que lo hace ver muy atractivo.

Entra al aula sonriéndonos y eso me hace desfallecer por completo, su sonrisa es deslumbrante, casi perfecta.

—Buenos días, chicos mi nombre es Matthew Simone y soy el nuevo director del colegio. Si necesitan cualquier cosa, con toda confianza pueden acercarse a mí y yo con mucho gusto les ayudaré.

Me acerco un poco más a Ginna para decirle.

—Ese es el hombre a quien besé— Ginna voltea a verme con los ojos bien abiertos y una sonrisa diabólica que conozco a la perfección.

—¿Te besaste con el nuevo director del colegio?

—No tenía idea de que fuera el director, se ve muy joven para serlo.

—Estaba en la oficina del director, eso debió decirte algo.

—Ginna y Megan— dice el profesor llamando nuestra atención —¿algo que deseen aportar ya que las veo tan hablantinas irespetando la autoridad que tenemos enfrente?

—N-Nada profesor, me disculpo por la interrupción— digo viendo hacia el frente ganando una mirada del director, creo que me acaba de reconocer.

Ese día fue difícil por la obscuridad, pero ahora en plena luz del día es más fácil reconocernos, en especial cuando ya habíamos escuchado nuestras voces anteriormente.

—Estaba diciendo— continúa hablando, su mirada no se aparta de la mía y ese hormigueo por mi cuerpo como aquella noche regresa —¿tienen alguna sugerencia o idea sobre algo que quieran cambiar o mejorar en el colegio?

La víbora mayor levanta la mano y él le da el permiso para hablar.

—Debería de haber una restricción sobre las sobradas que son infieles a sus novios— en ese momento me doy cuenta de que Julio debió decirle algo sobre lo sucedido el viernes por la noche, pero veo que ha torcido la historia.

Sobre nuestra pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora